Hay formas de disminuir el impacto del estrés hídrico en maíz

Con genética, tecnología y datos, que hacen posible que la falta de agua resienta en menor medida los rendimientos del cultivo.

Hay formas de disminuir el impacto del estrés hídrico en maíz
04deFebrerode2021a las08:13

El maíz necesita entre 500 y 600 milímetros de agua en la estación de crecimiento, pudiendo variar de acuerdo a la zona del país. Hoy, la gran mayoría de las regiones están por debajo del 60% de esa cantidad. El dato lo aporta Luis Mayer, Gerente del Cultivo de Maíz en Nidera Semillas. Y explica que “en muchos casos, la falta de agua se ha dado en el período crítico, alrededor de 30 días entre la etapa previa y posterior de floración. Es un momento muy acotado cuando el maíz define el número de granos. Si la deficiencia se da entonces, el rendimiento se resiente y no hay posibilidad de recuperación como pasa con otros cultivos”, sintetiza.

Pero no todas son malas noticias. La plasticidad del maíz, el aporte de la genética y la acumulación de conocimientos ofrecen herramientas de manejo que hacen posible disminuir el impacto del estrés hídrico en el cultivo en años con pronósticos de escasas lluvias. 

Atrasar la fecha de siembra es una de las estrategias más difundidas. “De esta manera, se trata de sortear la coincidencia del período crítico con la etapa de mayor demanda atmosférica, que se da aproximadamente entre finales de diciembre y mediados de enero”, asegura el ejecutivo de Nidera y aclara que si el efecto Niña persiste en el tiempo, los maíces tardíos también pueden verse afectados. 

Mayer destaca que las distintas respuestas ecofisiológicas de los maíces son unos de los grandes secretos a la hora de establecer estrategias de escape al estrés hídrico. Pero como los ciclos no se diferencian mucho en maíz, “lo más importante es la estrategia de tolerar. Y para tolerar hay distintas características fenotípicas de los cultivos que permiten mantener un consumo más exacerbado de agua independientemente de que la condición hídrica en el suelo sea baja. Es decir, el material hace un uso menos conservador del agua, y si el estrés hídrico es temporario, esa estrategia es beneficiosa porque cuando faltó el agua, el cultivo siguió refrigerando su canopeo y favoreciendo el intercambio de dióxido de carbono para la fotosíntesis”, describe.