Mujeres rurales: “Hoy el feminismo está en las calles, pero en el campo están solas”

Gisela Patrocinio es trabajadora social y hace casi 7 años que lleva adelante un proyecto con más de 300 mujeres rurales de 5 distritos de la provincia de Buenos Aires en la promoción de sus derechos.

09deMarzode2021a las15:37

El #8M es un día de lucha y reflexión, que inicia un diálogo que debe ocupar los otros 364 días. Hablar de “feminismo” es un paraguas, que permite agrupar a diferentes ámbitos, y en esa línea debe atender a todas las particularidades y complejidades. De eso se trata la propuesta de Mujeres Rurales Argentinas, que buscan construir un “feminismo rural”, que no se separa, sino que observa, atiende y comprende las realidades de miles de mujeres del medio rural. 

Gisela Patrocinio trabaja en la CEPT 29 de Payro como docente y promotora comunitaria y es referente técnica del grupo de mujeres rurales, hace casi 7 años . Las CEPT son escuelas secundarias rurales de alternancia, son públicas y exclusivas para jóvenes de la comunidad rural. 

“Los chicos se reciben con título de técnica o técnico agropecuario, lo mismo que en una escuela agraria tradicional. La particularidad es la modalidad de la alternancia. Los chicos están una semana en la escuela y 15 días en la casa, y mientras están ahí, una dupla pedagógica de docentes vamos hasta los campos”, comienza contando Gisela en entrevista con Agrofy News.

Gisela es parte de un proyecto en el cual trabajan con más de 300 mujeres de 5 distritos (Magdalena, Punta Indio, Chascomús, Castelli y Lezama) con distintas líneas de trabajo, y el año pasado fueron reconocidas en la Cámara de Diputados de la provincia de Buenos Aires por su acción territorial. 

“Trabajamos en una línea de promoción de derechos de las mujeres. Organizamos charlas, talleres, capacitaciones, después tenemos una línea de emprendedoras donde abordamos el empoderamiento de las mujeres rurales a partir de los proyectos productivos”, continuó diciendo. 

Visibilizar

“Es imposible pensar una autonomía sin pensar en la independencia económica”, cuenta Gisela y explica la realidad que viven las mujeres en la zona. “En estos distritos donde trabajamos la mayoría son peones rurales, no son productores o dueños de tierras, entonces se contrata al hombre y la mujer trabaja invisibilizada en cuanto a salario y a reconocimiento, entonces ninguna tiene ingresos”.

En 2019 realizaron un relevamiento territorial y pudieron observar que de 253 mujeres, solo 6 tenían un trabajo en blanco: “Durante 2017 y 2018 hicimos un curso de manejo para mujeres rurales. El curso implicaba ir a cada campo, buscarlas, ir hasta un pueblo, enseñarles a manejar en nuestro auto particular y luego hacer todos los trámites para sacar el carnet de conducir, y juntar el dinero para pagarlo, 3 mil pesos. Para una persona que no percibe ingresos es imposible esa suma y pedirle a su marido esa plata para moverse sola, es un tema”, cuenta la trabajadora social.