Guillermo Arozarena: de vender leche para estudiar, a ser médico rural y bombero en plena pandemia

Se graduó en la UBA hace 30 años y hoy divide su tiempo entre dos salitas, un hospital y el cuartel; la vida de un hombre de campo dedicado a servir a los demás

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Guillermo Arozarena: de vender leche para estudiar, a ser médico rural y bombero en plena pandemia
19deAbrilde2021a las13:13

Son las 5 AM, del lunes 12 de abril y Guillermo Arozarena, un médico rural graduado en la UBA hace 30 años, se prepara para encarar la semana. A las 7 debe estar en la agencia PAMI de General las Heras, pero el resto del día sabe que tiene que estar al pendiente del teléfono en caso de que surja una emergencia en la salita de Plomer o en la de Villars. En ese caso deberá correr hasta allí.

Como a todos los médicos que les toca atender casos de coronavirus, Arozarena se calza el traje “de astronauta”, se coloca las antiparras y el barbijo para ir a asistir un supuesto caso de Covid-19. Pero, a diferencia de los expertos de la salud de la ciudad, él adoptó una técnica infalible en estos meses de aislamiento para minimizar los riesgos de contagio: improvisa consultorios al aire libre donde revisa a los pacientes.

Vestido “de astronauta” y con una ambulancia en la puerta, en caso de emergencia, el médico se ha convertido en una suerte de ángel guardián para la población rural. “En vez de entrar a sus casas, los examino en el campo, al aire libre, que abunda en estos lugares. Esas son pequeñas trampas que uno en un hospital de la ciudad no puede hacer”, asegura.

Hasta hace unos meses, atendía entre uno y dos casos de coronavirus por día. Sin embargo, en las últimas semanas los casos se dispararon a casi diez por cada jornada. Ese municipio, dice, reporta menos de 1000 casos por mes.

Arozarena tiene 55 años y más de la mitad de su vida la dedicó a asistir a pacientes en salitas rurales en Plomer, Villars, en el hospital de General las Heras y casos de menor gravedad a domicilio. Si bien su especialidad es la pediatría, su función en los pueblos termina siendo la de un médico clínico por los casos de emergencia y distintas afecciones que presentan los pacientes: “Asisto desde un niño hasta la uña encarnada del abuelo”. El año pasado, por ejemplo, se encontró frente a una enfermedad de la que se sabía muy poco en el mundo y el ámbito de la salud.