Clases por radio: el docente rural correntino que ganó un premio internacional por su labor en la pandemia

Daniel Bruno, maestro en la localidad de San Roque, fue reconocido por el IICA como uno de los “Líderes de la Ruralidad”

24deJuniode2021a las14:19

“Donde hay un maestro, hay esperanza”, afirma Daniel Bruno, el docente que en la pandemia conectó a sus alumnos a través de la radio y recibirá el premio “El Alma de la Ruralidad”, que el Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA) otorga a Líderes de la Ruralidad de las Américas.

El premio es parte de una iniciativa del organismo especializado en desarrollo agropecuario y rural para reconocer a hombres y mujeres que dejan huella y hacen la diferencia en el campo de América Latina y el Caribe.

La historia del docente rural argentino premiado por el IICA

Daniel nació, creció y vivió toda su vida en San Roque, una ciudad de unos 10.000 habitantes en la provincia argentina de Corrientes, en el noreste del país sudamericano.

Se trata de una zona cercana al río Paraná gobernada por la naturaleza y la ruralidad, con suelos fértiles y abundante humedad, en la que la producción agropecuaria es el medio de vida para la mayor parte de la población.

Los cultivos de arroz, de frutas y de hortalizas que sirven para autoconsumo y para comercialización son el sustento de los agricultores familiares, que trabajan en pequeñas parcelas de entre 20 y 40 hectáreas. En la zona donde también abundan la ganadería vacuna y la actividad forestal.

Bruno, sin embargo, no se dedica a la actividad agropecuaria, sino que siempre ha contribuido con su comunidad como maestro de escuela rural y periodista. Desde hace unos años es el docente a cargo de la materia Lenguaje artístico y comunicacional, en la que les enseña a los estudiantes del colegio secundario Madre Teresa de Calcuta a perderle al miedo al micrófono y hacer radio.

El Madre Teresa de Calcuta es un establecimiento educativo ubicado a 33 kilómetros de la ciudad de San Roque, en la localidad de Colonia Pando, a la que asisten los hijos de los agricultores familiares de la zona. Es muy común que esos chicos, cuando regresan del colegio, participen junto a la familia en los trabajos agrícolas, ya que las tareas son muchas y se requiere la colaboración de todos.