Educación y conectividad: cuando romantizar historias es ocultar la realidad
Cada vez son más los relatos que se viralizan de alumnos y maestros que se la rebuscan para no quedar afuera del sistema educativo, en medio de una pandemia que expone cada vez más la brecha digital existente.
“Un elefante se balanceaba, sobre la tela de una araña, como veía que resistía…”, se escucha cantar en un video a Jeremías González Ordienco, un niño de 7 años que vive en la zona de Santa Isabel, La Pampa. Balancearse sobre una tela de araña y resistir. Así se vive la educación hoy en día en lugares donde aún, en 2020, no llega la conectividad.
El caso de Jeremías es otro de los tantos que se escuchan hace tiempo en los medios y resuenan primero como “historias emotivas”, donde se ve por un lado, el gran esfuerzo de un niño por no quedar fuera del sistema educativo por no contar con los recursos básicos para hacerlo, y por otro, la vocación de docentes que se la rebuscan con estrategias para no excluir a ningún alumno de su derecho de infancia.
Sin embargo, no contar con un camino en buen estado para llegar a la escuela o no tener siquiera señal en el celular para comunicarse, no son aspectos que deben romantizarse al contar estas historias, sino todo lo contrario, deben ser evidencia de una situación social gravísima que con la pandemia, se expuso aún más.
Ver también: Conectividad rural: en qué quedó el plan de Macri y un ejemplo de iniciativa público-privada
Tarea desde la loma
“Hola, seño. Estoy acá en el campo”, continúa diciendo en el video Jeremías, subido a su caballo “Peludo”, con el que recorre grandes distancias para encontrar señal y mandar la tarea a su maestra Sonia Díaz, de la Escuela Hogar 99.
Hacía dos semanas que Sonia conocía a los chicos cuando empezó la cuarentena y desde Victorica, el pueblo donde vive (a 150km de ahí), día a día va buscando diferentes estrategias para enseñar a los 17 chicos y no dejar a ninguno en el camino.