¿Cómo se lava la pulverizadora?
Con pulverizadoras limpias se pueden hacer aplicaciones más eficientes; los consejos de Casafe
Las aplicaciones de fitosanitarios son afectadas por diversos factores. Uno de ellos es el lavado del equipo. Según un análisis realizado por una aseguradora en USA, una incorrecta o inexistente limpieza de la máquina, podría explicar hasta un 30% de las ineficiencias en las pulverizaciones (R. Wolff Farmland Insurance, 1996).
En muchas ocasiones se observa una falta o un incorrecto lavado del tanque de la pulverizadora, y de la máquina en general. Las fallas en el lavado interno hacen que se localicen restos de productos en los pliegues y rugosidades del tanque. Esto convierte a los residuos en una amenaza porque pueden generar daños por fitotoxicidad al cultivo que queremos proteger. Por su parte, la falta de lavado externo del equipo produce desgastes innecesarios, generando taponamientos y roturas de las piezas de la pulverizadora. Con estos inconvenientes, la eficiencia y eficacia de las aplicaciones se ve considerablemente afectada. Para evitar que eso suceda, hay que realizar un correcto enjuague de todo el equipo, una vez finalizada la aplicación.
Tips para lavar la pulverizadora
En primer lugar, al momento de realizar el lavado es importante controlar que no existan remanentes de caldo. Para resolver este punto lo primordial es realizar una correcta dosificación del equipo. Si igualmente quedara un sobrante, se deberá recoger y acopiar en un tanque destinado para tal fin para luego disponerse como residuo peligroso. También puede descargarse sobre una cama biológica, que degrada microbiológicamente los fitosanitarios.
Se recomienda contar con un lugar destinado para la carga y el lavado de la maquinaria. Una opción puede ser un playón impermeable con un sistema que permita recolectar el agua de lavado para su posterior disposición de acuerdo con la legislación vigente. Otra alternativa, y en este caso la más adecuada, es contar con una cama biológica. En caso de no tener ninguna de estas opciones, el contenido del tanque deberá diluirse al menos en 5 veces su volumen y asperjarse sobre el mismo lote aplicado. Esta acción solo la podemos realizar siempre respetando los tiempos de carencia y nunca hacerlo cerca del momento de cosecha. Nunca se debe aplicar el líquido sobrante fuera de áreas de cultivo como caminos, alambrados o borduras, ya que debemos preservar espacios de biodiversidad. De esta manera se evita derramar el agua de lavado en un único punto (contaminación puntual). Una vez solucionado este aspecto, se puede proceder al lavado.