"El Cruce" de Balcarce: la historia de los famosos sándwiches y la clave secreta para sumar unas fetas fiambre

Los sandwiches de la confitería del cruce de Balcarce son furor en las redes; "Con el negocio seguiremos hasta que nos dé el físico", cuenta el dueño

"El Cruce" de Balcarce: la historia de los famosos sándwiches y la clave secreta para sumar unas fetas fiambre
01deDiciembrede2021a las14:40

Existen paradas que son obligadas en la ruta. Sin lugar a dudas una de ellas es la de "El Cruce" de Balcarce, donde cientos de viajeros frenan para comer los famosos sándwiches.

El sándwich de "El Cruce" de Balcarce

Justo en la intersección de la ruta 266 y el acceso a la ciudad de Balcarce hay una lata de Pepsi gigante, que marca la entrada a la confitería “El Cruce de Balcarce”, famosa por sus generosos sándwiches.  “El secreto es darle al cliente algo bueno”, asegura a Agrofy News Daniel, quien desde hace 36 años trabaja en el local y desde hace tres que está al frente de la confitería.

El negocio tiene 84 años y fue fundado por Miguel di Santis, quien en 1937 junto a su esposa Romiglia abrió allí un almacén de ramos generales. “Traía carnes, iba al campo a llevar mercadería y vendía. Después puso una mesa de billar y venía la gente a jugar a las cartas y tomar unas copas”, explica Daniel, quien está casado con la nieta del fundador. En esa época, se armó un lugar que era de chapa y tenía un alero de paja. “Ahí paraban los reseros que venían con hacienda y hacían noche con los caballos”, cuenta Daniel, quien añade: “Y un día, al abuelo se le ocurrió hacer sándwiches. Empezó a hacerlos con galletas grandes que las cortaba a la mitad, y cortaba el fiambre a cuchillo. Así comenzó la tradición del sándwich”. Más tarde Miguel compró una máquina para cortar fiambre y el bar pasó a manos de su hijo, Juan Carlos.

“En 1985 los abuelos se retiraron, y yo andaba de novio con mi señora, hasta que un día mi suegro me pidió ayuda para trabajar en el local, porque estaba solo. Yo me pedí licencia en mi trabajo... y ahora hace 36 años que trabajo acá”, recuerda Daniel, quien luego se casó y tuvo dos hijos. “Los criamos en el negocio”, agrega.

Hace tres años que la suegra de Daniel se retiró, y ahora quedó él manejándolo. “Estoy solo y hay una chica que ayuda de 12 a 16”.