“Es como una cadena”: una simple acción contagió a los vecinos de Cafferata y ayudó al arraigo rural

Todo surgió por una organización que promueve la migración planificada y sostenible hacia el interior

“Es como una cadena”: una simple acción contagió a los vecinos de Cafferata y ayudó al arraigo rural
10deDiciembrede2021a las12:11

Cuando a María Marcela Madelon le preguntaron qué le gustaría para su pueblo, no lo dudo: que fuera más bello y prolijo. Entonces, decidió tomar la iniciativa ella misma y, junto a un grupo de mujeres, se dispuso a plantar flores y árboles en las plazas de Cafferata, una localidad santafesina de 1100 habitantes. Ahora, el espacio público es disfrutado por más vecinos y el espíritu de “mejorar” el lugar se contagió al resto de los habitantes.

Todo comenzó cuando la mujer de 65 años, se enteró del programa Bienvenidos a Mi Pueblo de la fundación Es Vicis, una ONG que promueve la migración planificada y sostenible hacia el interior y que en 2018 realizó un proceso de repoblación en Colonia Belgrano. En esa ocasión, 15 familias se instalaron en la localidad y fue tal el éxito, que ahora el organismo está trabajando para realizar una nueva repoblación de otras cinco comunas de la provincia de Santa Fe. En cuanto María Marcela se enteró del proyecto, propuso su pueblo para la iniciativa. “Yo había visto lo de General Belgrano y me interesó hacer lo mismo en Cafferata. Necesitamos reactivar la parte económica”, detalla en diálogo con Agrofy News. Además de esta comuna, quedaron seleccionadas dentro del plan realizar una migración las localidades santafesinas de Carmen, Labordeboy, Maggiolo y San Eduardo.

La reunión que lo cambió todo

Parte del proyecto de la ONG incluye la participación activa de la comunidad y, para eso, en febrero pasado llevaron adelante una reunión con los vecinos de Cafferata. Durante ese encuentro, las autoridades de la fundación les preguntaron a los habitantes qué querían para su pueblo. Sin dudarlo, María Marcela confesó que quería embellecerlo y emprolijarlo. Ese fue el puntapié inicial para todo lo que vino después.

“Algo así de simple... Qué acción queríamos llevar adelante en el pueblo. De ahí surgió que veíamos la plaza descuidada y que nos gustaría que los canteros estuvieran con flores todo el año y plantar nuevos árboles, porque algunos estaban feos y había que renovarlos”, recuerda María Marcela, dando a entender que todo comenzó con un deseo. “Acá tenemos dos o tres plazas y la entrada al pueblo, que estaba bastante abandonada”, explica la vecina quien, en vez de esperar a que alguien hiciera algo, se dispuso ella misma, con 9 mujeres jubiladas más, a embellecer la localidad.