Quería inventar algo sustentable y encontró en el descarte del trigo un negocio muy rentable

Es proveedor de los mejores hoteles y bares en más de 11 provincias; "Algo que iba a ser descartado ahora es utilizado para reemplazar un producto altamente contaminante"

Quería inventar algo sustentable y encontró en el descarte del trigo un negocio muy rentable
19deEnerode2022a las08:55

Ivan Weyrauch tiene 29 años y es sociólogo. Su gran pasión son las Ciencias Sociales y trabajó muchos años en ONGs. Sin embargo, como le gusta "estar en movimiento” fue por algo más y se propuso inventar algo propio que tuviera impacto. Ese impulso viene alimentado por su papá, quien también creó algo de cero. “Es uno de los primeros fabricantes de cintas adhesivas en Argentina”, contó Iván. 

De a poco se empezó a interiorizar en lo ecológico. “Yo no estaba en el tema. No lograba unir lo ambiental con lo social, lo veía más como un tema específico de los que están en Ciencias Naturales. Ahí empecé a leer Ecología Política y conecté mis ganas de transformar la realidad con una idea”, relató el emprendedor.

Sorbetes de trigo: una idea para replicar

Hablando con amigos que trabajan en el rubro de la gastronomía identificó un problema: encontrar alternativas al sorbete de plástico de un solo uso, prohibido en muchas ciudades del país. Algunos estaban utilizando de papel, de bambú o metal, pero ninguno resultaba tan práctico ni económico. Así fue que se puso a investigar qué otros tipos de sorbetes existían en el exterior para ver si había algo distinto para aplicar en Argentina.

“Mi papá es alemán, así que empecé a buscar en Alemania. Investigando encontré los sorbetes hechos con el tallo de trigo. También los vi en EEUU. Seguí explorando y ví que estaba en muchos países, pero acá todavía no, lo cual me parecía increíble”, contó Iván. 

Era plena pandemia y lo primero que hizo fue testearlo para ver si el producto interesaba. “Empecé a buscar proveedores, alguien que me pudiera mandar una caja. Conseguí uno en EEUU y salí a recorrer. La mayoría de los bares estaban cerrados entonces tuve que hacer un trabajo de hormiga. Un bartender me dijo que ya lo había conocido en EEUU y que nadie lo tenía acá, eso me dio confianza y decidí seguir por ese camino”.