Los desafíos del vino argentino para captar y adaptarse a los requisitos de los nuevos consumidores
La industria vitivinícola da pelea a sus propios problemas, en un marco nacional complejo; la comercialización y la oferta se enlistan en las claves para crecer
Acercarse a los productores brinda una percepción real de las alternativas de esta economía regional que en definitiva aporta la bebida nacional, el malbec, pero tantísimas otras variedades. Conocer la producción en el terreno permitió descubrir nuevos desafíos para el sector: la adaptación a los nuevos consumidores.
Un sector de la vitivinicultura entiende que el vino no se acerca a este nuevo público y la industria no escucha los requerimientos del consumo. Ante este escenario surgen alternativas de hacia dónde ir como una cartera de productos con menos alcohol, suaves, amigables, aromáticos, frutales y tener nuevos sabores.
Los desafíos de la industria están presentes, pero no se puede olvidar que los viñedos son parte del paisaje que los hombres le aportaron a Cuyo en general, pero a San Juan en particular.
Ese oasis desarrollado entre los valles y desafiando a la sequía natural de la región tiene particularidades en la producción, más allá del tamaño de la cantidad de botellas que se produzcan. Son las temperaturas, la baja humedad, pero sobre todo la altura sobre el nivel del mar lo que brinda la diferencia, con valles que no tienen menos de 800 MSN y encuentran su tope en mil metros más.
La falta de agua, un desafío a superar
Los problemas con el riego que comenzaron con el mes de abril se añaden al tema común en cada bodega que es la faltante de envases de vidrio, los inconvenientes para poder embotellar, aunque también cuestiones vinculadas al precio incierto de la uva para quienes sólo producen la fruta, aunque también la baja rentabilidad de las bodegas chicas en circuitos de comercialización a través de vinotecas.
De esto habla Juan José Diápolo, un exempresario metalúrgico que encontró en sus tres hectáreas de viñedos, desde hace 25 años, una mejor manera de vivir.
En la finca El Milagro hace excelentes vinos, pero también jamones, e incluso le da lugar a su hijo que está dedicado a la producción de una más amplia línea de fiambres. Su bodega tiene una energía especial, se generan charlas que empiezan en el vino, pero que se extienden a la espiritualidad y a un encuentro más profundo.
Pasando por el Centro de Enólogos y el Consejo de Enólogos de San Juan, donde se brindan servicios a empresas y bodegas, con el segundo laboratorio en importancia dentro de la vitivinicultura argentina, en medio de una diversa cata de vinos de autor, el vidrio, los costos, son los puntos más débiles para el sector.
Pasa en las grandes bodegas como es el caso de Casa Montes, desde Caucete producen desde el año 2000, donde suman indicación geográfica, que es calidad dada por la ubicación. Capitales sanjuaninos con 150 hectáreas, cosechan 1,5 millones de kilos, de forma mecánica y de noche para que la uva entre a procesarse más fresca y compran unos 600.000 kilos de uva, para producir 1.800.000 litros que se envasan en 400.000 cajas y si la campaña es buena, el excedente se vende a granel.
Con etiquetas especiales, diferentes, con nombres como Influenciados, Finca Camuñas, Indómito, Amado, Casimiro o Avanti, pueden ayudar a entender que esta suerte de edición limitada que hacen algunos enólogos o emprendedores muestran sabores diversos, en tintos, blancos o espumantes. Sin embargo, también buscan con pocas botellas por vendimia en cada caso, son difíciles de encontrar en grandes superficies de venta, sino que son detalles de vinotecas de todo el país, e incluso para muchos la alternativa está en ventas directas que la propia pandemia dejó como experiencia positiva.
Desde el valle del Zonda
El hilo conductor de una producción se trasluce en las voces de quienes las llevan adelante, sobre todo si acompañan su experiencia con la calidez. En el valle del Zonda, donde dicen que el cielo es alto, el paso por la Bodega Apotema realmente se hace inolvidable, más allá de lo que se sugiere en las etiquetas de cada botella.