Los argentinos que estudian los suelos agrícolas con inteligencia artificial y descubrieron algo que les "voló la cabeza"
"Somos capaces de lograr resultados mucho más precisos en menos tiempo", destacan y apuntan a que en un gramo de suelo hay 20 mil especies distintas de microorganismos
"Buscamos soluciones para el agro. Tomamos una muestra de suelo y vemos la condición de salud de ese suelo", describe Martín Espariz, de Taxon Bioinformatics, una startup que estudia el suelo agrícola para dar índices globales de salud y poder recomendar al productor la mejores prácticas. "Buscamos entender lo que le pasa a la biología del suelo, para no ver solamente la química, los nutrientes y el grado de compactación del suelo como datos separados", agregó en el mercado del Santa Fe Business Forum que tuvo lugar en Rosario.
Taxon Bioinformatics: "Sumamos una capa de información"
Con inteligencia artificial, traducen la información que sale del suelo con foco en los microorganismos presentes: "En un gramo de suelo puede haber 20 mil especies distintas. Y estas especies van a depender de los nutrientes, del estado físico y de las capacidades que tiene el suelo para ayudar al cultivo para darle mayor productividad y mayor resiliencia frente al estrés", agrega. Es decir, buscan ver en qué condiciones está el suelo y qué se puede hacer para mejorar rindes.
"Somos bichos de laboratorio", aclara Espariz. De esta forma, buscan socios estratégicos para llegar a los productores, como asesores. Una de las empresas con las que trabajan es Geoagro. "Son empresas que asesoran con agricultura de precisión, con mapas de productividad, hacen análisis químicos y físicos. Le sumamos una capa de información para que después atiendan a sus productores".
La tecnología que desarrollaron en Taxon Bioinformatics permite ver el ADN del suelo y esa es la información la usan los asesores de los productores.
¿Cómo aplican la inteligencia artificial? "En un gramo de suelo hay más de 20 mil especies, y si te movés un metro, encontrás otras especies completamente diferentes. Nuestra tecnología potencia enormemente nuestra capacidad para analizar esta diversidad. Sin ella, sería imposible correlacionar todos estos datos con parámetros como el contenido de nitrógeno o la compactación del suelo. Ahí es donde entra en juego la inteligencia artificial, que aprendió de más de 800 muestras de suelo y ahora identifica con precisión qué microorganismos son clave para entender lo que realmente está ocurriendo en el suelo", explica.
Espariz aclara: "Nuestro enfoque va más allá de un organismo u otro que esté presente. Solamente podemos cultivar, aislar, hacer crecer, generar un bioinsumos con un 1 o 3% de los microorganismos que están en ese suelo. Nuestra hipótesis de trabajo es que la comunidad entera del suelo es la que va a dar respuesta, va a darle funcionalidad a ese cultivo. Y comprenderlo solo puede lograrse con esa asistencia. Necesitamos la tecnología para comprender bien".