La soja tocó los US$ 260 y encendió alarmas: la estrategia de "apagar la radio" y la esperanza que se abre para el precio
Por qué cayó la soja y qué hacer en este contexto; Dante Romano busca explicar por qué pasó, qué puede ayudar a que mejore, y cuáles son los mejores pasos a seguir en este contexto
|Normalmente en estas líneas vemos los fundamentos de la semana de los tres productos de mayor peso en la facturación de las explotaciones agrícolas. Sin embargo, esta semana la soja se llevó la atención al marcar una baja desde niveles que ya preocupaban, por lo que analizaremos los fundamentos que nos trajeron hasta aquí, lo que se puede prever hacia adelante, y ensayaremos alguna conclusión al respecto.
Soja: los niveles de precio, la decisión de siembra y dónde estamos parados hoy
La soja mayo 2025 comenzó operando en la zona de los 290 U$S/tn, en un momento en que nadie le prestaba atención, ya que se estaba levantando la campaña anterior, se estaba estabilizando la macro argentina con muchas dudas, y sufriendo los embates de la chicharrita. En forma silenciosa, ese mercado operó en varias oportunidades en el rango de los 300/310, donde ya algunos tomaron alguna posición, para luego ir zigzagueando a la baja.
Cuando llegó el momento de sembrar el trigo combinando valores del cereal por encima de los 220, con soja en 300, el margen esperado del trigo soja era tentador e incluso, en muchas zonas, el de soja resultaba superador. Allí se convalidaron nuevamente alquileres altos, y planes de siembra orientados a la oleaginosa. Especialmente porque el margen de maíz no lucía tan atractivo, y el riesgo de la chicharrita hacía que se evitara el maíz tardío. Sin embargo, el nivel de ventas en ese momento fue mínimo.
En repetidas oportunidades volvimos a tener a tiro los 300 U$S/tn mientras que, en momentos de baja, operábamos en la zona de los 290, y el número se ponía rayero para la oleaginosa, pero no pasaba a números rojos.
En aquel momento destacábamos que ese valor resultaba muy alto si tomamos como referencia el precio de Chicago. La relación histórica contra ese mercado está en el 67%, y operábamos por encima del 73%, en ocasiones llegamos al 78%. Una vez que tuvimos valores FOB para aceite y harina de la nueva campaña, esto mostraba sobreprecios sobre Chicago de hasta 30 U$S/tn. Más allá de los fundamentos que podían hacernos pensar si la soja estaba cara o barata a nivel internacional, la traslación de ese precio a Argentina mostraba que en nuestro país estábamos caros respecto al resto del mundo.
Esa soja cara argentina nos blindó de una tendencia negativa entre julio y fines de noviembre. Pero, de allí en más, tanto Chicago resbaló a los peores precios de la pandemia, como el premio sobre Chicago se fue perdiendo. Tras ir a la zona de los 280, donde ya el número se ponía negativo, vimos esta semana los 260 y con unos 20 U$S/tn de sobreprecio sobre Chicago.
Los fundamentos de siempre
Podemos resumir los fundamentos de la siguiente forma: una oferta que sigue subiendo, en el contexto de una demanda estable a levemente bajista. Los precios, por tanto, ajustaron a la baja.
Los stocks/consumo de EEUU subieron a casi 11% contra 8% del ciclo previo, y quedando por encima del 9% promedio histórico. Sobre esto, Brasil proyecta una cosecha que comenzó en 165 M.Tn. y ya gana consenso que podría ir a 170. Argentina estaría en el rango de las 52/55 M.Tn. con lo que sobre un gran stock norteamericano, sumaríamos una producción importante.
Por el lado de la demanda, China compraría menos soja que el año pasado. Mientras que el USDA apunta a 3 M.Tn menos, China cree que compraría 7 M.Tn. menos. Esto contrasta con subas de 10 M.Tn. anuales previo al desastre de la fiebre porcina africana, la pandemia y que los problemas de crecimiento en el país oriental se hicieran presentes.
De junio en adelante, cuando la elección de EEUU ganó terreno en la discusión, con la posibilidad cierta de un triunfo de Trump, el mercado se anticipó a una posible guerra comercial. China y otros países aceleraron sus compras de soja sobre Norteamérica. Esto llevó a que el ritmo de exportaciones norteamericanas se acelerara, poniendo un piso a los precios.