Del campo a la ciudad: cómo transformar granos en metros cuadrados urbanos
La posibilidad de invertir en real estate urbano mediante canje de granos no sólo evita la retención del impuesto a las ganancias que se aplica cuando se liquida la cosecha, sino que además permite estructurar pagos calzados al ciclo agrícola

Argentina se encamina a cerrar una de las mejores campañas agrícolas de los últimos años. Gracias a un giro climático inesperado, las lluvias de otoño revirtieron proyecciones negativas y colocaron al campo argentino en las puertas de una cosecha récord: según estimaciones oficiales, se esperan ingresos por exportaciones por más de US$ 31.600 millones, la segunda cifra más alta de la historia.
La buena noticia contrasta con un fenómeno que se repite campaña tras campaña: una parte significativa de los dólares que genera el agro no se reinvierte en el país. Según datos recientes compartidos por el economista Salvador Di Stefano, “uno de cada cuatro dólares que ingresaron por el campo fueron al exterior o debajo del colchón”. Las razones son múltiples: falta de opciones atractivas, incertidumbre macroeconómica, presión fiscal o simplemente la ausencia de vehículos que conecten al productor con activos de resguardo reales.
Sin embargo, un nuevo instrumento comienza a ganar protagonismo: la posibilidad de invertir en real estate urbano mediante canje de granos, una práctica habitual para la compra de maquinaria o insumos, pero aún poco extendida al sector inmobiliario residencial.
Se trata de un esquema que no solo evita la retención del impuesto a las ganancias que se aplica cuando se liquidan los granos, sino que además permite estructurar pagos calzados al ciclo agrícola, ofreciendo cuotas anuales o semestrales que acompañan el ritmo de cosecha y comercialización.