¿Vale la pena romper un suelo con décadas de historia en directa para controlar malezas?

Un ensayo de la FAUBA en lotes con más de 20 años de siembra directa evaluó el impacto de la labranza ocasional sobre el banco de semillas de malezas; los resultados cuestionan su eficacia como herramienta de manejo y llaman a estrategias más integradas y sustentables

¿Vale la pena romper un suelo con décadas de historia en directa para controlar malezas?
14deJuliode2025a las13:41

Uno de los principales desafíos de los sistemas agrícolas bajo siembra directa (SD) es el manejo de malezas resistentes, que compiten por recursos clave, reducen rendimientos y elevan costos. Frente a estas dificultades, algunos productores consideran recurrir a la labranza ocasional, con la idea de que perturbar el suelo podría contribuir al control de especies problemáticas. Sin embargo, un estudio reciente de la Facultad de Agronomía de la UBA (FAUBA), en colaboración con la Universidad de Clemson (EE.UU.), aporta evidencia que invita a repensar esta práctica.

El experimento: más de dos décadas de siembra directa bajo la lupa

El ensayo se realizó en Carlos Casares (Buenos Aires), en lotes con más de 20 años de siembra directa continua. Se compararon dos tratamientos: SD continua y labranza ocasional (con rastra de discos a 15 cm de profundidad en agosto de 2022 y abril de 2023). El equipo analizó el banco de semillas de malezas en tres profundidades (0–5, 5–10 y 10–15 cm), evaluando riqueza de especies, abundancia y frecuencia de aparición.

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