Recibió unos 1500 milímetros en el campo y tuvo que mudar a su familia porque no podían salir ni a la escuela: "Extrañan mucho"

Luciano Macaroni y su mujer, Julieta, tuvieron que tomar una difícil decisión: irse de su casa en el campo, en la localidad de Quiroga, con sus hijos Justo, de 7 años, y Clara, de 5, porque la situación ya no daba para más.

El drama de las inundaciones en el oeste bonaerense

“Apenas se podía entrar al campo, los chicos ya tenían un montón de faltas en la escuela e iban a perder el año. Para ellos fue duro dejar sus cosas, su casa, sus animales, su libertad de estar en el campo, pero no nos quedó otra. Extrañan, extrañan mucho", afirmó el criador  de 47 años que es cuarta generación de productores ganaderos.

Luego de una sequía que no dio tregua durante enero y febrero, durante marzo comenzaron a registrarse tormentas que no pararon  hasta septiembre, lo que produjo que miles de hectáreas quedaran bajo el agua.

Los productores nuevejulienses enfrentan una crisis que se agrava semana a semana. Las inundaciones no permiten sacar la producción, impiden el acceso a los campos, producen que los caminos rurales sean intransitables y ocasionan una gran incertidumbre para una eventual campaña agrícola.

Cabañeros de toda la vida

Macaroni continúa el legado de su bisabuelo, que además tenía un tambo en la década del 50. Su abuelo armó una cabaña de toros de la raza Shorthorn y luego él incorporó Angus y Brangus. Además, crían caballos de polo y criollos.