Oportunidad: el cultivo que con 5.000 kg/ha deja un margen superior al de una soja de segunda de 1.800 kilos
Con perfiles recargados, menor presión de chicharrita y una relación insumo/producto más conveniente, el maíz tardío recupera protagonismo

Las abundantes lluvias de esta campaña, la histórica superficie de trigo y la caída drástica del riesgo sanitario por chicharrita reconfiguraron el mapa productivo y reabren una ventana sólida para el maíz tardío. Con perfiles recargados en gran parte del país y lotes con buena humedad inicial, el cultivo vuelve a asomar como una alternativa competitiva en diversas regiones.
Híbridos de maíz de Stine
Incluso en áreas de Buenos Aires que vienen de atravesar excesos hídricos y recién llegarán a tiempo para la siembra tardía, los ciclos cortos aparecen como la salida más segura para esquivar heladas tempranas.

A ese escenario se suma un dato clave: según el 29° Informe de la Red Nacional de Monitoreo, la presencia del vector Dalbulus maidis cayó a niveles mínimos tanto en la región Centro–Norte (90% de las localidades sin detección) como en el Centro–Sur (98% sin presencia). Tras un ciclo donde la chicharrita condicionó toda la planificación, el alivio sanitario abre margen para volver a apostar por los planteos tardíos con mayor previsibilidad.
En términos económicos, la relación insumo/producto acompaña. “Un maíz tardío que supere los 5.000 kg/ha deja un margen superior al de una soja de segunda de 1.800 kilos, mirando el precio a futuro”, destacó Leandro La Ragione, gerente de desarrollo de producto de Stine.

A partir de este escenario, la empresa detalla las claves y materiales recomendados en cada región.
