El gobierno debe impulsar la clasificación del trigo
yse permita la entrada de productos que dicen «son de mejor calidad», por casoCanadá o Estados Unidos. En realidad, el arancel externo común para el trigoes de 13 por ciento y obedece, en principio, a una protección contra lospaíses que subsidian su producción, justamente como EE.UU. y Canadá. Paradesacreditar al trigo argentino, los brasileños indican que el producto pierdecalidad con el paso de los años y que no está clasificado, lo que ledificultaría la tarea. El nuevo titular de la Asociación Brasileña de laIndustria del Trigo (Abitrigo), Roland Guth, sustentó dicha teoría durante lasúltimas semanas.
Desde la Argentina, los empresarios rechazan la postura brasileña. Eltitular de la Federación Argentina de la Industria Molinera (FAIM), CarlosBoero, fundamentó ante Ambito Financiero que los brasileños están equivocadoscon su postura sobre la clasificación del trigo.
Periodista: ¿Existe un conflicto con los molineros de Brasil?
Carlos Boero: Yo no diría conflicto. Diría que las especificaciones de lostrigos argentinos es totalmente usada por los molinos brasileños por el temadel arancel. Los aranceles son el meollo del sistema. Los brasileños dicen queel trigo argentino no está clasificado. Y esto no es así. El trigo argentinoestá clasificado. Lo que pasa es que están en la diferenciación de precios.El impuesto al trigo argentino, por el Mercosur, es menor al impuesto al trigocanadiense o al trigo americano. Decir que el trigo argentino no estáclasificado no es verdad. El trigo argentino está clasificado. Pero no estáclasificado por el gobierno ni por ningún ente gubernamental. Pero el trigoargentino está clasificado por las industrias. Entonces, existe el trigoclasificado y es trigo de calidad. Es el mismo trigo que los molinos argentinoscompran y pagan más para poder hacer harina de cierta calidad.
P.: ¿Qué pretenden entonces los molinos de Brasil con este planteo?