Evasión y presión fiscal: dos caras de una moneda
El reclamo por facilidades impositivas se topa con las dificultades recaudatorias en el campo.
A menos que desde el Ejecutivo exista un ensañamiento con el sector agropecuario, la negativa del presidente Duhalde de acceder a los reclamos impositivos de las entidades rurales debería llamar a la reflexión. ¿Por qué Economía -si es que de allí parte la negativa- insiste con la alícuota del IVA diferencial y en no permitir un ajuste en el impuesto a las ganancias a los productores?
No hay un estudio serio que estime cuál es el grado de evasión en la actividad agropecuaria, pero la percepción desde los organismos fiscales es que es alta. En el comercio granario, donde el 82% tiene como destino la exportación, el Estado tenía que devolver un IVA que luego no recaudaba de la cadena. Bajar la alícuota del impuesto a la mitad y aumentar al máximo posible el porcentaje retenido fueron las únicas dos vías que encontró la AFIP para reducir la evasión. "Lo que hacemos es subir el costo de la evasión", explican en las oficinas del ente recaudador. "Antes les bastaba inscribir a un indigente como operador granario, ahora tienen que recurrir a armar sociedades de responsabilidad limitada, y eso es más complejo", sostienen.