Cada vaca, un ternero
Héctor Favre, criador de un grupo CREA de la cuenca del Salado, logró un salto tremendo en la eficiencia de su rodeo. Ya superó el 89% de porcentaje de destete.
Daniel Díaz. DE LA REDACCION DE CLARIN
"Soy la cuarta generación en el campo y ya la quinta viene empujando de atrás", afirma orgullosamente Héctor Favre, un criador muy eficiente de la región sudeste de AACREA, pensando ya en su hijo Adrián. En diálogo con Clarín Rural, este ganadero puede mostrar números que confirman esta afirmación. Su empresa familiar (Altuy SA) registra el mejor índice de destete: en los últimos cinco años obtuvo un promedio de 89,2 por ciento (ver infografía).
El emprendimiento familiar cuenta con dos campos que en conjunto suman 3255 hectáreas. La actividad histórica de la firma era la cría, pero luego fue incorporando la invernada hasta lograr un ciclo ganadero completo con esquema cerrado (la ultima compra de vientres se realizó en 1970 y consistió en un lote de vaquillonas Polled Hereford). Actualmente produce el 100% de la reposición tanto de vientres como de toros; estos últimos se generan por medio de inseminación artificial sobre la selección de madres propias (ver infografía).
"La cría es una actividad que, aunque a veces puede parecer simple, es en realidad bastante compleja y por lo tanto debe abstraerse de modas y tendencias sin fundamentos reales; requiere una gran constancia y dedicación y tiempo, ya que la lentitud de su desarrollo hace que una equivocación sea difícil de corregir rápidamente", apunta Héctor Favre, presidente de Altuy y miembro del CREA Río Salado.
La primera selección de las futuras madres se realiza al destete porque se considera el momento más adecuado para apreciar -además del tipo y el estado de la ternera- la buena aptitud criadora de su madre. "Posteriormente, antes del entore, se realiza una segunda selección a la cual se le da mucha importancia, porque estando todas las vaquillonas con un mismo tratamiento sanitario (ver Recuadro) y alimentario, algunas demuestran un mayor poder de adaptación, precocidad y desarrollo, entre otros factores", explica Favre. En los últimos tres años la empresa realizó entores a los 15 meses de edad.
Los entores de vacas se realizan entre el 15 de octubre y el 30 de enero con un 3-3,5% de toros tratando de conseguir una muy buena preñez cabeza. En los últimos años se ha logrado estabilizar alrededor de un 80% de la parición en los primeros 30 días de servicio. "Es importantísimo que la vaca se encuentre ganando peso en el momento del servicio, para eso se les hace pasar las miserias del invierno cuando están destetadas, momento en el cual se concentran y se utilizan las reservas", comenta.
"Por otra parte, en marzo-abril se cierran unos cuantos potreros para que se empasten y recién sean utilizados muy cerca de la parición o a medida que ésta avanza. Con esa reserva en pie se puede adelantar la primavera con los animales comiendo muy bien y ganando peso", añade el empresario.
A las vaquillonas de 22 meses se les da servicio desde el 15 de julio al 15 de septiembre porque se considera que el 100% tiene tres posibilidades de preñarse en ese período (oportunidad más que suficiente para un animal fértil que se encuentra en buen estado). "Con esto se trata de lograr una parición adelantada respecto del resto del rodeo, con lo cual se las puede atender mejor al parto y lograr un intervalo mayor para el segundo servicio, manteniéndolas en el lote de cabeza de ahí en más", dice.
En las vaquillonas entoradas a los 15 meses, el servicio se realiza desde el 1 de septiembre al 31 de octubre (en realidad comienza a los 14 meses y sólo es posible con una gran cabeza de parición y la necesaria selección). "En este caso se trata -igual que en la situación anterior- de