La nueva revolución
Vaticinan que la biotecnología provocará un impacto superior al de la Revolución Verde.
20deSeptiembrede2003a las08:21
Washington.- La biotecnología aplicada a la producción agropecuaria inició un proceso de grandes cambios en los sistemas de cultivo y cría de animales que se profundizará en las próximas décadas, aunque aún deba vencer la resistencias de buena parte de la población mundial al consumo de alimentos transgénicos, afirmaron funcionarios, empresarios y científicos de Estados Unidos.
"Los cambios que provocará la biotecnología en los sistemas de manejo y niveles de rendimiento de las explotaciones agropecuarias en los próximos años serán superiores a los generados por la "revolución verde" de (Norman) Burlag (Premio Nobel de la Paz 1977), que multiplicó la producción mundial de granos y alimentos" en los años 60, vaticinó James Butler, segundo subsecretario para el Agro y Relaciones Exteriores del Departamento de Agricultura de los Estados Unidos (USDA, en inglés).
El funcionario reconoció las resistencias que los alimentos "transgénicos" (obtenidos a partir de semillas donde se recombinan genes vegetales y animales) despiertan en los consumidores de varios países del mundo, pero aseguró que "los sistemas regulatorios de las etapas de investigación y experimentación hasta su aprobación comercial, garantizan su inocuidad y la seguridad" del producto final.
Butler formuló su pronóstico en el Club Nacional de Prensa de esta ciudad ante los periodistas latinoamericanos asistentes al "United States Biotechnology Tour for South American media Representatives" organizado por el USDA.
Durante el encuentro, el subsecretario de Investigación, Educación y Economía del organismo, Joseph Jen, indicó que el USDA tiene "germoplasmas de todo tipo de hortalizas de todas partes del mundo a disposición de quienes soliciten semillas" y anunció que busca "soluciones biotecnológicas para enfermedades vegetales y animales", está descifrando el ADN de los pollos, ya completó el "de las abejas mieleras, que difundirá en pocos meses" y dentro de dos años iniciará el correspondiente a los bovinos.
Por su parte, Wayne Parrott de la Universidad de Georgia, dijo que "los organismos genéticamente modificados pertenecen a la rama de la biotecnología dura", por oposición a la "blanda" aplicada a perfeccionar los controles bacteriológicos. Pero advirtió que, si bien la gestación de nuevas formas comenzó en la última década, "la modificación genética es tan antigua como la naturaleza misma", pues "hoy es imposible encontrar los ejemplares originales aún de las especies consideradas convencionales".
El científico ponderó los beneficios que aporta la nueva tecnología al medio ambiente y a la economía por el menor consumo de combustibles fósiles "con prácticas de labranza cero". y descartó la posibilidad de que la producción mundial de transgénicos quede concentrada en un puñado de grandes compañías. "Las multinacionales están dispuestas a transferir conocimientos para lograr semillas transgénicas para cultivos locales porque sólo se interesan en los grandes cultivos como soja, maíz, arroz o trigo", precisamente los granos que representan el mayor volumen de producción mundial y la mayor demanda del comercio internacional.
Parrott atribuyó "los mayores avances biotecnológicos hasta el momento en vegetales" a que sus transformaciones son "más aceptables" para los consumidores, pero indicó que "pronto habrá novedades en animales porque la ciencia avanza en esas especies".
También Jeremiah Fasano del Centro para la Seguridad del Consumidor de la Agencia de Alimentos y Drogas (FDA, en inglés) dependiente del USDA explicó que desde 1976 el organismo regula las prácticas biotecnológicas para la producción de agroalime
"Los cambios que provocará la biotecnología en los sistemas de manejo y niveles de rendimiento de las explotaciones agropecuarias en los próximos años serán superiores a los generados por la "revolución verde" de (Norman) Burlag (Premio Nobel de la Paz 1977), que multiplicó la producción mundial de granos y alimentos" en los años 60, vaticinó James Butler, segundo subsecretario para el Agro y Relaciones Exteriores del Departamento de Agricultura de los Estados Unidos (USDA, en inglés).
El funcionario reconoció las resistencias que los alimentos "transgénicos" (obtenidos a partir de semillas donde se recombinan genes vegetales y animales) despiertan en los consumidores de varios países del mundo, pero aseguró que "los sistemas regulatorios de las etapas de investigación y experimentación hasta su aprobación comercial, garantizan su inocuidad y la seguridad" del producto final.
Butler formuló su pronóstico en el Club Nacional de Prensa de esta ciudad ante los periodistas latinoamericanos asistentes al "United States Biotechnology Tour for South American media Representatives" organizado por el USDA.
Durante el encuentro, el subsecretario de Investigación, Educación y Economía del organismo, Joseph Jen, indicó que el USDA tiene "germoplasmas de todo tipo de hortalizas de todas partes del mundo a disposición de quienes soliciten semillas" y anunció que busca "soluciones biotecnológicas para enfermedades vegetales y animales", está descifrando el ADN de los pollos, ya completó el "de las abejas mieleras, que difundirá en pocos meses" y dentro de dos años iniciará el correspondiente a los bovinos.
Por su parte, Wayne Parrott de la Universidad de Georgia, dijo que "los organismos genéticamente modificados pertenecen a la rama de la biotecnología dura", por oposición a la "blanda" aplicada a perfeccionar los controles bacteriológicos. Pero advirtió que, si bien la gestación de nuevas formas comenzó en la última década, "la modificación genética es tan antigua como la naturaleza misma", pues "hoy es imposible encontrar los ejemplares originales aún de las especies consideradas convencionales".
El científico ponderó los beneficios que aporta la nueva tecnología al medio ambiente y a la economía por el menor consumo de combustibles fósiles "con prácticas de labranza cero". y descartó la posibilidad de que la producción mundial de transgénicos quede concentrada en un puñado de grandes compañías. "Las multinacionales están dispuestas a transferir conocimientos para lograr semillas transgénicas para cultivos locales porque sólo se interesan en los grandes cultivos como soja, maíz, arroz o trigo", precisamente los granos que representan el mayor volumen de producción mundial y la mayor demanda del comercio internacional.
Parrott atribuyó "los mayores avances biotecnológicos hasta el momento en vegetales" a que sus transformaciones son "más aceptables" para los consumidores, pero indicó que "pronto habrá novedades en animales porque la ciencia avanza en esas especies".
También Jeremiah Fasano del Centro para la Seguridad del Consumidor de la Agencia de Alimentos y Drogas (FDA, en inglés) dependiente del USDA explicó que desde 1976 el organismo regula las prácticas biotecnológicas para la producción de agroalime