Los negocios levantan vuelo al compás de súper cotizaciones
El campo facturó US$ 20.000 millones de dólares. El dinero se derrama en varias actividades.
Tan cierto es que el productor agrícola está ganando plata como que la mayor parte de esa ganancia se queda en el país y se distribuye en múltiples actividades económicas. El chacarero no merece fama ni de tacaño ni de gastar en balde. Un dato que lo pinta de cuerpo entero es que el nivel de morosidad de los préstamos al sector agropecuario cayó del 53,7% en la crisis de 2002 a un escaso 2,2% en el cierre de 2007.
De la mano de la cosecha récord y los altísimos precios de los granos, la agricultura argentina produce hoy ingresos por más de 20.000 millones de dólares. El Estado -por vía de las retenciones- se apropia de más de la tercera parte de esos ingresos, y así logra acumular un superávit fiscal robusto. Pero todavía así, de acuerdo con diversos informes privados, la rentabilidad de los productores es la más alta en quince años.
Un argentino común podría pensar que quienes siembran granos (unas 70.000 empresas, de grandes a familiares, en todo el país) se quedan con semejante torta. Pero la realidad es que para producir granos se requieren todo tipo de insumos y herramientas, que también representan una inversión cuantiosa. En conjunto, el sector agrícola es el mayor inversor en el país: todos los años entierra varios miles de millones de dólares. Y así dinamiza una serie de actividades conexas. Son las que confluyen en la Expoagro.