La genética disimula la crisis de la ganadería
La ganadería, el origen mismo de esta tradicional muestra, aquí se luce con toros de genética de primer nivel que vienen para competir por una cucarda de campeón. Pero los hombres que hacen esta actividad, que no es por dos o tres años, sino por generaciones enteras, están con el ánimo caído.
Restricciones a las exportaciones, aprobaciones con cuentagotas de las ventas al exterior, precios controlados y obligaciones de mantener "encajes" de carne a los frigoríficos han sido en el último tiempo las políticas del Gobierno hacia el sector.
El resultado: sigue profundizándose un proceso en el que la ganadería ya perdió diez millones de hectáreas en la última década, restó otro millón en 2007, hay liquidación de vientres o reducción de rodeos, y caen las inversiones.
Los precios de la ganadería en la pampa húmeda están "planchados". Es una cadena en la que el principal perjudicado es el productor de cría, que es quien inicia el ciclo. Como el novillo no "vale", su producto tampoco. Históricamente la invernada valía un 10% más que el novillo gordo; ahora están a la par o el ternero abajo.