Los gestores de la intolerancia
Las circunstancias electoralistas impulsan a determinados actores del gobierno a implorar en los medios de comunicación por el voto de la ciudadanía, con la finalidad de "profundizar este modelo", aplicando para ello frases prefabricadas que lo califican de "exportador, productivo, de inversiones e inclusión social" cuando la realidad demuestra que en la práctica aparece exactamente lo contrario.
No existe un modelo, al menos si interpretamos como tal el contenido en su esencia de un objetivo virtuoso, que contribuya en definitiva a mejorar la calidad de vida de su gente. Hay en todo caso un alto nivel de improvisación alimentado por antiguos rencores de origen ideológico que condicionan sus actos, ejercidos desde el pedestal que otorga el autoritarismo sustentado en la concentración del dinero y el poder, y que resulta en una sistemática práctica de destrucción de los sistemas productivos.
Profundizar este modelo nos llevó a las puertas del desabastecimiento y al probable cierre de las exportaciones, nos encontramos en vísperas de importar carne, leche, trigo y petróleo. Cuando se anunció que somos el quinto país en llegada de inversiones, no se mencionó que "de Latinoamérica", por consiguiente lo que se quiso hacer aparecer como un logro, es en realidad una nueva caída, un descenso, un escalón menos. Antes solo Brasil nos superaba.
Podemos llamar modelo a este ejercicio de un socialismo sin proyecto en interacción con un capitalismo sin mercados?. Conjugamos un socialismo prebendario, sin iguales, donde los amigos del poder se benefician de la actividad más lucrativa que constituye el empresariado de la genuflexión, con un capitalismo sin producción y sin aliento a la iniciativa privada. Es cierto, existe un Estado benefactor, pero cambiaron los beneficiarios, estos no son los más desposeídos, son los más obsecuentes.