La energía, cultivo de los "farmers"
La cosa está más que clara: Estados Unidos necesita imperiosamente la mayor cantidad de recursos posibles para abastecerse de energía, plan en el cual la búsqueda de un equilibrio entre la producción de biocombustibles y la elaboración de alimentos y proteínas es el eje del problema.
Aunque el tema parezca increíble y tal vez lejano cuando se lo mira con ojos argentinos, éste es el eje sobre el que giró el Farm Progess Show 2010, la mayor muestra de tecnología agropecuaria que culminó ayer, luego de tres días de actividad y unos 100 mil visitantes de 54 países recorriendo sus embarradas y desprolijas calles internas.
Máquinas enormes para sembrar, aplicar fertilizantes y cosechar volúmenes cada vez mayores de maíz previamente modificados genéticamente por semilleras que, atravesada la etapa de la sanidad y el combate a las malezas, ahora apuntan sus cañones a los rindes bajo cualquier circunstancia climática y en la mayor cantidad de lugares posibles. Esto es lo que muestra el Farm como una enorme foto colectiva de la agricultura estadounidense.
Toda la energía está puesta en la energía, no sólo la que es posible extraer del grano de maíz, un cultivo ineficiente desde ese punto de vista, sino también de cualquier otro elemento que el productor y su familia puedan recoger u obtener en su campo, venga de donde venga.
“En medio de enormes contradicciones en el estilo de vida norteamericano, en el Farm se ven esfuerzos para reemplazar el maíz y la soja con otros productos de menor valor para la producción de energía, de forma tal de competir menos contra las necesidades de alimentos y las proteínas”, evaluó Eduardo Martellotto, uno de los técnicos del Inta que coordinaron el viaje.