Busca una doble Niña y encontrarás una crisis, busca una triple Niña y hallarás una tragedia: ¿El caso argentino?

La Niña, la economía y la inestabilidad social en Argentina; por qué la ‘fatalidad’ ya no sirve como argumento

Busca una doble Niña y encontrarás una crisis, busca una triple Niña y hallarás una tragedia: ¿El caso argentino?
05deMayode2023a las07:30

Las sequías han tenido efectos devastadores en la historia de la Humanidad, particularmente en el caso de las civilizaciones antiguas cuya armonía y progreso dependía muy fuertemente de garantizar la producción de alimento. El fracaso de los cultivos llevaba a hambrunas y éstas a inestabilidad social, debilitando gobiernos y haciéndolos vulnerables frente a sus enemigos externos.

En el caso particular del continente americano se destaca la caída de las civilizaciones Wari en el actual Perú, la Tiwanaku en la actual Bolivia y la Maya en América Central, que lo hicieron sucesivamente en los siglos XI, XII y XVI con un factor común: sequías severas aparentemente asociadas a cambios en la frecuencia e intensidad del evento El Niño.

Este evento es una de las dos fases extremas correspondientes al fenómeno que se conoce como El Niño Oscilación del Sur (ENOS). Una disminución en la frecuencia de la fase húmeda (El Niño) respecto a la seca (La Niña) habría contribuido de manera significativa a la inestabilidad social y el colapso final de estas sociedades altamente dependientes de la agricultura para su subsistencia.

¿Qué es el ENOS? El Niño y La Niña

El fenómeno ENOS define a un patrón climático que varía en relación con la temperatura del océano Pacífico oriental en su zona tropical frente a la costa del Perú. La fase Niña se instala cuando la temperatura del océano cae 0,5 °C o más respecto a su valor ‘normal’ por un cierto número de meses consecutivos. La fase Niño tiene lugar en el sentido opuesto (+0,5 °C o más durante varios meses consecutivos).

En Argentina, los efectos de estas fases contrastantes sobre el desempeño de los cultivos extensivos más importantes de la región Pampeana comenzaron a ser bien documentados e interpretados a partir de la década de 1990, en estudios conducidos desde el Instituto de Clima y Agua del INTA en asociación con la Facultad de Agronomía de la UBA y la Rosenstiel School of Marine and Atmospheric Science de la Universidad de Miami, EEUU.