Chicharrita y spiroplasma: el mejor aliado para combatir a la enfermedad del maíz y qué se puede hacer de ahora en más
El spiroplasma está presente en la Argentina desde los años ’90, pero estamos atravesando la mayor epifitia (equivalente a una epidemia, pero de plantas)
En momentos en que hay mucha preocupación en el campo por el avance de spiroplasma, es importante repasar la amplia información disponible sobre la enfermedad y su vector, lo que permitirá entender su comportamiento, frecuencia y distribución histórica. Así, estaremos preparados con soluciones de cara a la próxima campaña.
Esta enfermedad (en realidad un conjunto de patógenos) está presente en la Argentina desde los años ’90. Hoy estamos atravesando la mayor epifitia (equivalente a una epidemia, pero en plantas) de los últimos 34 años, una situación anormal que nos lleva a pensar que hay una baja probabilidad de que se repita con esta magnitud.
De todas formas, el actual escenario nos obliga a mirar en detalle qué fue diferente en esta campaña para evaluar si se puede repetir esa situación.
Spiroplasma: entendiendo a la enfermedad
Para que una enfermedad se desarrolle deben existir tres elementos: el individuo susceptible (en este caso el cultivo de maíz), la enfermedad en si misma (spiroplasma) y las condiciones ambientales favorables para que el vector que la transmite (la chicharrita) se propague.
La “chicharrita” se alimenta del contenido del floema, algo así como una cañería de la planta que transporta la savia elaborada. A la vez que pica la planta para succionar su alimento, inocula las bacterias y los virus que tapan el floema impidiendo que la salvia elaborada vaya hacia las raíces y las espigas. Esto provoca que estas últimas se reabsorban, cortando el llenado de los granos y ocasionando una muerte anticipada de la planta.
El periodo de mayor susceptibilidad para el maíz es desde la emergencia hasta V8, pero algunas experiencias más recientes en Brasil sugieren proteger los materiales más susceptibles hasta V12 (12 hojas). Cuanto más temprano es infectada una planta, más fuertes son los síntomas y la afectación del rendimiento.
Un dato importante es que cuándo la chicharrita adquiere el patógeno permanece infectado toda su vida, aumentando sus chances de transmitirlo a otras plantas.
Chicharrita: entendiendo al vector
La chicharrita pone entre 200 y 400 huevos y pasa todo su ciclo en el maíz, aunque puede sobrevivir en otras especies pasando varios días sin alimentarse.
Vive entre 45 y 60 días, y tiene una mayor frecuencia de aparición en el norte argentino, donde puede lograr más generaciones por año. Esto es porque existen lugares donde no se corta el ciclo del cultivo de maíz, la intensidad y frecuencia de las heladas son menores, y hay más días con temperaturas entre 26 y 28 grados que aceleran su reproducción.