Grecia: todos los escenarios apuntan a la incertidumbre
Los inversores de bonos ya fijan los precios como si el gobierno griego hubiera caído en default y muchos observadores consideran que es inevitable que esto ocurra. ¿Cómo puede producirse una cesación de pagos y cuáles son las probables consecuencias? Ninguna alternativa es tranquilizadora.
Un default desordenado
El Parlamento griego rechaza, la semana próxima, el nuevo paquete de austeridad que propone el gobierno de Grecia, lo que lleva al Fondo Monetario Internacional y a la Unión Europea a negarse a entregar el próximo tramo de 12.000 millones de euros del paquete original de rescate. El gobierno simplemente se queda sin dinero; no puede pagar sus cuentas, ni los sueldos del sector público ni el servicio de la deuda. Pide préstamos blandos a Europa y el FMI, pero en otras capitales se acabó la paciencia.
Como el país cayó en default, el Banco Central Europeo cumple su amenaza de no aceptar títulos de deuda soberana griega como garantía en las operaciones para financiar a los bancos griegos, lo que desencadena corridas bancarias. Las entidades sin fondos cierran.
La gente no puede retirar dinero, lo que paraliza el comercio; las compañías no pueden pagar sus facturas y sube el desempleo. La economía griega se desploma.
Se teme un efecto contagio en el mundo pero, habiendo aprendido la lección del Lehman, los bancos centrales, incluido el ECB, proveen liquidez ilimitada a otros bancos que sufren corridas, lo que limita el daño. Pero la confianza queda golpeada y sufre el crecimiento global.