La dupla Estado-bionegocios cosecha otro eslabón en el polo biotecnológico
Después de casi una década de iniciada la revolución verde en la Pampa Húmeda y la creciente demanda e importación de nuevas tecnologías, los productores locales empezaron a vislumbrar la posibilidad de encarar ellos mismos el proceso de generación y producción de conocimiento.
Después de casi una década de iniciada la revolución verde en la Pampa Húmeda y la creciente demanda e importación de nuevas tecnologías, los productores locales empezaron a vislumbrar la posibilidad de encarar ellos mismos el proceso de generación y producción de conocimiento.
La Argentina era considerada en los 90 como uno de los países del mundo que más utilizaba materiales genéticamente modificados (soja, maíz y algodón) y esta tecnología no dejaba de ganar adeptos en la producción agrícola. Sin embargo, el país se ubicaba entre los últimos lugares entre los que llevaban adelante el desarrollo de biotecnología.
La industria del conocimiento ya estaba transformando el mundo y en la Argentina se comenzaba a pensar más de lleno en los bionegocios. Y fue la misma región que hacía punta en materia de producción primaria, la que comienza a darle forma concreta a la creación de un polo biotecnológico, aprovechando la potencialidad y recursos humanos de los institutos científicos que existían en Rosario.