Ucel y Asaga hacen escuela: quieren replicar en África y EE.UU. la experiencia de la aceitera propia
“Lo vivimos como una proeza“, resume visiblemente satisfecho el rector de la Universidad del Centro Educativo Latinoamericano (Ucel), Ovidio Torres, en la presentación a la prensa que encabezó ayer de la planta aceitera piloto que la casa de altos estudios construyó en San Jerónimo Sud en alianza con la Asociación Argentina de Grasas y Aceites (Asaga).
La planta –que se inaugurará el próximo 27 de octubre en la ruta 9 kilómetro 336– es única en su tipo por su doble vertiente universitaria y empresarial y le permite a la facultad dar un impresionante salto en calidad para la mejora en la formación, educación y capacitación práctica a sus alumnos, que tendrán a su entera disposición una herramienta única en el país que les servirá para abrir puertas en su inserción laboral.
Según contó el gerente corporativo y fundado de Asaga, Héctor Autino, el costo de una planta de estas características es de u$s3M, una cifra imposible de alcanzar para una entidad educativa. “Pero no nos amedrentamos. Hace 5 años empezamos a soñar este proyecto y empezamos a recorrer el camino y así nos fuimos encontrando apoyos, amigos, y el sueño se pudo transformar en realidad”, recuerda Torres.
La participación de la aceitera Bunge fue muy importante ya que cedió por 30 años con opción a extenderlo un predio de 2.5 hectáreas donde se levantó la aceitera. “Además, conseguimos u$s 350.000 de una entidad holandesa vinculada a la metodismo que contribuyó desinteresadamente al financiamiento”, contó el rector.
La maquinaria la donaron las empresas asociadas de Asaga –incluso los extractores y centrifugadores se trajeron desde los Estados Unidos– entidad que además dio el know how para la construcción de la aceitera.