Esperanza BRIC Inmune hasta ahora, el mundo emergente ya siente el contagio
China, la India, Brasil y Rusia parecían haber logrado evitar el contagio de la debacle financiera que afecta al mundo desarrollado desde 2008. Pero la globalización y algunas debilidades estructurales les comienzan a pasar factura.
Hubo un tiempo no muy lejano en que a los países emergentes se los consideraba capaces de desafiar la lógica económica y de crecer a tasas de dos dígitos en períodos largos sin resentirse y de esta forma acortar a pasos acelerados la brecha de desarrollo con EE.UU., Japón y Europa. En pocas palabras, casi un nuevo fin de la historia, como lo describió de manera tan marketinera Francis Fukuyama a fines de los 90 refiriéndose a la supremacía estadounidense.
El mayor desafío a esta lógica pareció plantearse en los últimos 3 años: a partir de la crisis subprime, en la que el mundo desarrollado se hundió en una debacle financiera histórica, países como China, Rusia, la India y Brasil seguían navegando en aguas calmas con tasas de crecimiento y de empleo absolutamente envidiables. A tal punto que estas economías se estaban convirtiendo en los nuevos prestamistas del mundo, una verdadera revolución para los que vivieron la crisis de la deuda latinoamericana de los 80 o las sucesivas crisis financieras de 1994 a 2001 en México, Asia, Rusia y la Argentina.