El maíz y el hambre en el mundo
El gran desafío que enfrentamos los empresarios rurales en los próximos años es cómo aumentar la productividad para poder abastecer de alimentos y energía renovable la creciente demanda que se presenta en el ámbito mundial. Y que el hambre se combate con mayor producción y comercialización de commodities alimenticios.
Este desafío es de tal magnitud que requeriremos de todas las tecnologías disponibles para lograr aumentos de productividad, donde las innovaciones biotecnológicas tendrán un rol fundamental.
Por eso llaman la atención las declaraciones del presidente de Francia, Nicolas Sarkozy, acerca de la oposición de su gobierno al cultivo de maíz transgénico Monsanto (MON810), y de su ministra de Medio Ambiente, Kosciusko-Morizet, se refiriera a los peligros a los que se verían expuestos los consumidores, a pesar de que el Ministerio de Agricultura francés dijo carecer de pruebas sobre la existencia de riesgos para la salud o el medio ambiente.
Debemos tener en cuenta que Francia es el mayor productor de maíz de la UE-27 con 16 millones de toneladas, es decir su mayor proveedor, y que en los últimos tiempos los principales países desarrollados de Europa tienen una presión adicional de los consumidores que apuntan a tener una energía más segura y amigable con el medio ambiente. Este segmento de la sociedad es el que exige que se deje de producir energía nuclear, por los riesgos que conlleva la utilización de uranio, más aún después de los sucesos producidos en Japón, que puso en evidencia las severas consecuencias que pueden generar cataclismos naturales sobre los reactores.