Se equivocan los que esperan cambios en la economía europea

La resolución de la crisis de la eurozona se basará en el enfoque de lo que los bancos llaman “fingir y extender”. Y nada se resolverá. Incluso, podría empeorar.

Se equivocan los que esperan cambios en la economía europea
25deSeptiembrede2013a las12:24

Angela Merkel le debe su éxito electoral de este fin de semana a su capacidad de persuadir a los votantes de que ella representa un par de manos seguras en materia de política económica. En este sentido, varios analistas alemanes han trazado paralelos con la campaña de 1957 de su predecesor democristiano Konrad Adenauer, quien obtuvo la mayoría absoluta con el lema: "No hay experimentos".
 
Puede parecer intuitivamente cierto que un par de manos seguras equilibra el presupuesto de cada año; se niega a aceptar rescates sin hablar de perdonar deudas; y rechaza los instrumentos de responsabilidad mancomunada porque conllevan a gastos excesivos. Pero analicemos un poco más y está claro que la historia reciente está repleta de ejemplos de lo que ocurre cuando se impone un régimen de excesiva austeridad en tiempos de recesión, se pospone una inevitable reestructuración de la deuda, o se retrasa la recapitalización inevitable de un sistema bancario.
 
Esto no es realmente la obra de un par de manos seguras. Al contrario, esto es increíblemente imprudente. Podría incluso llamarse, para usar el término de Adenauer, un "experimento" económico. Los partidos de la oposición no lograron comunicar este punto. Su clara incompetencia significa que no merecían ganar estas elecciones.
 
La victoria de Merkel tendrá tres consecuencias para la política económica.
 
La primera, y más importante, es que el enfoque para resolver o no la crisis no cambiará. Algunos inversionistas han expresado la esperanza de que aceptará lo que se conoce como "una participación del sector oficial" permitiendo que se perdone parte de la deuda. Esto no sucederá. Algunos quieren que el Banco Central Europeo cancele parte de la deuda que tiene como parte de sus operaciones de refinanciación. No creo que esto tampoco sea probable, dada la hostilidad de la opinión pública alemana y el Bundesbank.
 
Mi opinión es que la resolución de la crisis tomará cada vez más la forma de lo que los bancos llaman "fingir y extender". Se extiende el vencimiento de los préstamos, se reducen las tasas de interés y se finge que el crédito sigue intacto. Esto carece de transparencia y es antidemocrático. En la crisis de la eurozona, el límite lógico sería ampliar el vencimiento de los préstamos al infinito y reducir las tasas de interés a cero. Probablemente no llegarán a ese límite, pero el valor actual neto de los préstamos tendrá que caer, de manera que habrá un tercer programa griego, un segundo programa portugués, y después cuartos y quintos programas, respectivamente. A todo se le dará la vuelta y no se resolverá nada.
 
En segundo lugar, la victoria de Merkel dejará el enfoque general de la política macroeconómica sin cambios, incluso si, como yo espero, decide formar una gran coalición con los socialdemócratas (SPD). Nunca hay que subestimar la tendencia del SPD hacia la ortodoxia al momento de gobernar. El partido seguirá apoyando la actual política fiscal restrictiva en la eurozona. Y rechazará particularmente la idea de que Alemania debería utilizar su margen de maniobra fiscal para contrarrestar el ajuste en el sur, utilizando argumentos jurídicos sólidos.
 
Más recientemente, el ritmo de las medidas de austeridad se ha ralentizado un poco, y es la razón principal por la que la eurozona está saliendo lentamente de la recesión. Pero, visto que los objetivos fiscales están cayendo, anticipo que la política fiscal se apriete nuevamente el año próximo. Ya lo estamos viendo en Italia.
 
El tercer efecto económico de la victoria de Merkel es que se pospone el momento en que el SPD volverá a una perspectiva más macroeconómica. Esto todavía puede suceder, pero no en los próximos cuatro años. Mi pronóstico es que el SPD en general apoyará las políticas ortodoxas de Merkel, a cambio de unos acuerdos para aprobar gastos para ciertas causas que consideran importantes.
 
El SPD nunca se recuperó políticamente del salto a la economía de oferta que hizo bajo Gerhard Schröder, el canciller previo a Merkel. El partido exorcizó el keynesianismo justo en el momento en que Europa más lo necesitaba.
 
Las dos partes que probablemente queden en la oposición serán los Verdes y el Partido de Izquierda. Ambos son más centrados a nivel macroeconómico, pero son pequeños y tienen una influencia limitada en el debate. Así que si estábamos esperando por un par de manos seguras, pareciera que recibimos lo que queríamos. Hay que tener cuidado con lo que se desea.