Los ganaderos del pastizal

En el norte de Santa Fe, la familia Bugnon cría rodeos Braford y Hereford con eje en la oferta forrajera de las pasturas nativas de esta región del litoral. Un modelo de sustentabilidad.

Los ganaderos del pastizal
18deDiciembrede2013a las07:09

La ganadería sustentable es una apuesta cada vez más firme en el norte santafesino. Cerca de San Javier, unos 180 kilómetros al norte de Santa Fe, el productor Marcial Bugnon le ajusta todas las tuercas a un esquema de cría en pastizales naturales, con rodeo Braford y Hereford. En el manejo, a partir de un convenio con una ONG ambientalista, se respeta la biodiversidad de esta región del Litoral y es uno de los campos en estudio para obtener la certificación de que la carne se produce “en yunta” con la naturaleza y con las normas de bienestar animal.

El establecimiento se llama “El Matrero II” y tiene 1.250 hectáreas, de las cuales 1.220 hectáreas están cubiertas por pastizales nativos, que incluyen cañadas, pajonales y montes. Con esta oferta forrajera, que se complementa con 30 hectáreas de silo de sorgo, se alimenta un rodeo de 900 cabezas.

Se trata de una empresa familiar. El campo lo compró el padre de Bugnon en la década del 40’, pero él lo administra desde mediados de los 80’, cuando decidió dejar su profesión de ingeniero civil para dedicarse de lleno a la ganadería. En la actualidad, al timón de la empresa lo acompaña su hijo, que también se llama Marcial, y cuenta con el asesoramiento del veterinario Martín Bugnon.

A los 76 años, en un mano a mano con Clarín Rural , el productor aseguró que a la ganadería la siente como un legado familiar. En este esquema de cría, que incluye un ciclo de recría e invernada de novillos, lo que hace la diferencia es que el ganado se engorda sobre pastizales naturales durante todo el año, con un destete estratégico según la condición corporal de las vacas de cría y la disponibilidad forrajera del momento.

Además, se suplementan categorías claves, como las vaquillonas de primer servicio (que luego serán utilizadas para inseminación artificial), terneros de destete y terneras de reposición.

La experiencia en el manejo de pastizales se inició en un potrero de 330 hectáreas, donde se diseñó el apotreramiento con alambrado eléctrico y un manejo diferencial, con el objetivo de recuperar el pastizal degradado a causa del pastoreo continuo y la escasa disponibilidad de agua apta para el consumo de los animales, una característica que suelen compartir los establecimientos ganaderos del norte de Santa Fe y Córdoba.

Conocedor de cada rincón de su explotación, Bugnon señaló que la zona más afectada por el sobrepastoreo y la erosión hídrica se localiza en torno a una zanja que desemboca en el arroyo Saladillo y que reúne el agua superficial de una cuenca que comprende varios miles de hectáreas.

Por eso, el manejo consiste en el ajuste de la carga animal y un pastoreo racional con diferentes grados de uso, según el área a recuperar. “Una técnica sobre la que tenemos muchas expectativas es la de las franjas verdes de clausura permanente al pastoreo, que tienen unos 50 metros de ancho y son perpendiculares a las principales vías de escurrimiento superficial del agua, reforzadas con bordos de tierra o taipas”, explicó el ganadero.

El objetivo de esa estrategia es claro: demorar la salida del agua del campo, reteniendo este recurso el mayor tiempo posible. “En estos pastizales de cañadas o canutillares, con unos 20 centímetros de agua sobre la superficie del suelo podemos lograr producciones de biomasa cercanas a los 10.000 kilos de materia seca por hectárea de buena calidad, lo que es muy significativo para nuestra producción de carne”, reconoció Marcial.