En la lechería todos están muy cansados

La falta de precio, las trabas a la exportación, las demoras en los trámites, todo se combina en un escenario de pesadillas constantes.

En la lechería todos están muy cansados
15deMayode2014a las18:59

Como un sueño repetitivo, pero tanto más como la realidad que nunca se resuelve, la lechería quiere despertar hacia sus oportunidades, dejando atrás el enredo de las sábanas de una década turbulenta, larga como una noche de pesadillas.

Sin poder destinar el tiempo al sueño absoluto, productores, industriales, todos los que se involucran en esta cadena comercial deben seguir día a día trabajando, con el agobio del cansancio, del hastío de la falta de aciertos políticos, no sólo por desconocimiento, sino por obstinación contra el sector.

Decir que están todos cansados no es un modismo, no queda en una expresión, sino que se ve en todos los aspectos. Lejos de la energía de años anteriores en los que las complicaciones siempre eran motivos de protesta para la producción, que las trabas comerciales llevaban de inmediato a los empresarios a gestionar ante el Gobierno, ahora hasta los funcionarios se entregan a un destino que tendrá, al menos, un año y medio de espera para poder palpar cambios concretos.

Es posible que las calles del nuevo predio de Mercoláctea sean un ejemplo de esto. Sólo con público específico, con la presencia de aquellos que fueron en busca de capacitaciones, de formaciones muy particulares, o de maquinaria aplicable al tambo.

La constante ausencia de empresas lácteas habla del hartazgo ante la apuesta constante. Puede que los funcionarios de las provincias o la Nación no tengan la capacidad de verlo, pero desde este piso se podría dar un impulso conjunto.

Los tamberos participan muy poco de asambleas, de encuentros, no hay energía para protestar ni por lo más mínimo. Mientras la faltante de leche, originada por el clima adverso (en nuestra región las inundaciones se llevaron lejos a muchos tambos o directamente los hicieron desaparecer) entre lluvias y mucho calor, hace que algunos centavos se vayan sumando con el correr de los meses a las liquidaciones. La promesa es de tres pesos para la leche de mayo. Aunque sigue quedando demorado el alcance del costo productivo.

Desde la sala de ordeño se espera que pasen los días y entre esas dos visitas al tambo pareciera que los meses se van más ágilmente, sin embargo el deterioro es cuestión de repaso inflacionario. Dólar devaluado, ajustes constantes de precios hacen que se afecte la productividad, aunque no se quiera eso así.