Moscú enfrenta su mayor crisis económica desde 1998
Con la confianza empresaria casi tan deteriorada como el rublo y las sanciones occidentales aún golpeando fuerte, el Kremlin se esfuerza por recuperar la calma.
Lo que podría beneficiar a la economía rusa, aún más que una suba en los precios del petróleo, es un levantamiento de las sanciones occidentales
En una larga conferencia de prensa en Moscú, a Vladimir Putin le preguntaron sobre su situación como el soltero más codiciado de Rusia. Vestido con un traje impecable y corbata morada, el presidente y ex agente de la KGB tranquilizó a su audiencia asegurando que estaba enamorado de alguien y que su amor era correspondido.
En la semana en que el rublo se derrumbó y el banco central subió las tasas de interés, Putin dio respuestas similarmente vagas cuando se refirió a cómo piensa sacar a Rusia de su peor agitación económica desde 1998.
Advirtió al pueblo ruso que deben prepararse para dos años de privaciones y sugirió que después de 15 años en el Kremlin, finalmente la economía se podrá diversificar para evitar depender tanto de la energía, las materias primas y las industrias militares.
Putin se mostró feroz y desafiante, culpando por los problemas económicos rusos a las sanciones impuestas por Estados Unidos y la Unión Europea, y atribuyendo la crisis con Ucrania a los intentos de la OTAN de cortarle las garras al oso ruso.
"A veces creo que sería mejor que nuestro oso se quedara quieto, en vez de perseguir cerdos por todo el bosque. Quizás así lo dejaran en paz. Pero no lo harán. Porque siempre tratarán de encerrarlo y cuando lo logren, le sacarán los colmillos y garras", aseguró Putin.