La economía gesta su propio huracán para 2016

Economistas afirman que el efecto de la baja de la soja se compensará con la del petróleo, que aliviará en unos u$s 2.000 millones el déficit energético.

Los problemas, en cambio, vendrán por los desajustes de la macro y micro locales, coinciden.

Los problemas, en cambio, vendrán por los desajustes de la macro y micro locales, coinciden.

10deAbrilde2015a las08:21

El mundo cambió, pero no tanto. El viento de cola ya no empuja a la economía argentina, pero está lejos de ser un viento de frente el escenario por delante. Los mayores condicionamientos a futuro, y para quien suceda a Axel Kicillof en el Ministerio de Economía, serán los desajustes internos que acarrean la macro y la micro locales. Lo que más determinará cómo sigue la economía argentina en un período de recambio presidencial es el riesgo de un huracán gestado en nuestras propias aguas.

Para que se produzca un huracán deben confluir al menos tres factores: que la temperatura del agua sea superior a 28 ºC , que la evaporación del agua genere un centro de baja presión y que los vientos alisios aporten aire frío en las capas altas de la atmósfera. Una combinación que en la economía local podrían imitar la inflación en torno al 25% anual, la evaporación de los precios de la soja y la baja de la temperatura que genera el dólar planchado.

La inflación puede ser la temperatura, el déficit fiscal genera el centro de baja presión y las co-mmodities en baja los vientos alisios en un escenario que puede desembocar en huracán.

El último informe del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) con perspectivas económicas sostiene que la región se enfrenta a un período de "crecimiento relativamente lento", con una tasa de expansión de sólo 2,7% entre 2015 y 2017. El organismo considera que el cambio de escenario es consecuencia de la caída del precio de las commodities agrícolas y energéticas, y la desacelaración de China.

El escenario del BID marca que es especialmente compleja para los países exportadores de commoditties agrícolas y energéticas, y lo cierto es que la Argentina es un fuerte exportador de granos pero también un importantísimo importador de combustibles. El resultado de la baja de los precios es, por lo tanto, neutro para el país.

El experto en economía internacional Luis Palma Cané no coincide con el BID. "La economía mundial es positiva, los EE.UU. crecerá entre 2,5 y 3% y el año que viene un poco más, el desempleo está en baja y la tasa de interés no subirá hasta fin de año y lo hará en forma pausada y gradual. Europa está saliendo de la recesión y este año volverá a crecer. La preocupación sobre China es que crece al 7%. Las economías desarrolladas van a seguir con baja tasa de interés, por lo tanto crecerán más y habrá liquidez, el capítulo financiero a nivel mundial es positivo".

Además, la idea de que los precios de las commodities en baja es una mala noticia también puede contradecirse. "El problema es que la soja con el dólar fuerte va a tender a la baja y se va a quedar entre u$s 300 y 350, pero el efecto sobre la economía argentina lo compensa la baja del petróleo que aliviará en unos u$s 2.000 millones el déficit energético", añade Palma Cané.

Marina Dal Poggetto, socia del estudio Bein, coincide en el diagnóstico. "Si bien el próximo gobierno tendrá un escenario peor que el de la última década, el contexto sigue siendo mejor que el del 2001. La fortaleza del dólar y la devaluación del resto de la región, con un país con dólar anclado para contener la inflación, supone una pérdida de competitividad".

Nada es gratis

Los analistas coinciden en que las soluciones están disponibles y hay herramientas al alcance de la mano, pero habrá que ejecutarlas para que los dólares lleguen y todas tienen consecuencias. "Para que ingresen los dólares habrá que dar rentabilidad y eso requerirá corregir precios relativos, por lo que habrá que trabajar sobre subsidios y tarifas", dice Dal Poggetto.