Medalla de Oro en la Olimpíada del rendimiento de la soja

Los topes de hasta 80 quintales que marcaron las cosechadoras en tramos puntuales de los lotes revelan que el cultivo tiene potencial para rendir cada vez más.

|
Los buenos rindes en las lomas cayeron en los bajos saturados de agua. Foto: Marcelo Manera

Los buenos rindes en las lomas cayeron en los bajos saturados de agua. Foto: Marcelo Manera

25deAbrilde2015a las08:27

La soja volvió a correr su frontera de rendimiento.

En 2013, los productores que en la zona núcleo superaron los 60 quintales por hectárea en pequeños tramos de un lote parecían haber tocado su techo de rinde. Dos años después, los picos de 70 y 80 quintales y más que los monitores de las cosechadoras marcaron en sojas de primera del sur de Santa Fe, Córdoba y el centro bonaerense revelan que el techo de 2013 también podía estar más alto. La frontera se estiró.

Nuevos topes que a muchos productores, no obstante, casi les da vergüenza mostrar en el actual contexto de pérdida de rentabilidad del negocio por menores precios y suba de costos.

Pero, ¿qué ayudó a picos tan altos? El agua no faltó en casi todo el ciclo. Hubo zonas con 200 milímetros más que el año pasado y su distribución resultó muy buena. En suelos con buen drenaje y partes altas fueron decisivas. Las ganadoras fueron las sojas de siembras tempranas con grupos III largos y IV cortos. Distinta fue la suerte en los bajos con napa cerca. Muchos se anegaron, las sojas dejaron de llenar y rindieron la mitad.

En los puntos a favor también colaboraron temperaturas medias y máximas menores en los momentos clave. Además, dio una mano la radiación, con una alta heliofanía, horas de sol, que sirvió para una muy buena fotosíntesis.

También las variedades cada vez más rendidoras, incluso algunas con la nueva tecnología Intacta, acercaron lo suyo.

En este combo, Joaquín Lopetegui, gerente de soja de Don Mario, destacó algo más: los picos se lograron en lotes "bien manejados en cuanto rotación, fertilización y control de malezas".

En tanto, para Rodolfo Rossi, director de investigación global de Nidera, los rindes muy altos fueron una combinación de genética, manejo y ambiente. "Las variedades disponibles tienen ese potencial. Se pudo sembrar en época y las implantaciones permitieron lograr la estructura de cultivo adecuada. Hubo enfermedades pero no limitaron la expresión de rendimiento o fueron tratadas con fungicidas. Esos altos rindes se hicieron en lotes bien manejados, incluida la fertilización", reflexionó.

Casos

  • Inriville, Córdoba

En Inriville, Córdoba, Nahuel Grazioli es uno de los productores que vio volar el monitor de rendimiento. Llegó a picos de 75/76 quintales. Fue en tramos de 50 a 100 metros. Y en partes homogéneas de los lotes donde no se acumuló agua vio promedios de 65 quintales. "En mi caso los rindes topes se lograron en lotes de grupo IV corto con tecnología IPRO Intacta con un antecedente de muchos años en siembra directa y con una alta rotación", contó.

Grazioli ilustró la contra cara. "La triste realidad la veíamos cuando se terminaba el lote, ya que donde se acumuló agua o en los bajos, donde el cultivo se perdió en su totalidad, la soja terminó prematuramente su ciclo y los rindes caían a la mitad o menos que en las partes buenas de cada lote". Así, de lomas de 6500 kilos se pasaba a bajos de 2500 kilos.