En Uruguay, la lechería sufre una de las peores crisis de su historia

El retiro de la multinacional estadounidense Schreiber Foods acentuó esta semana el futuro poco claro de la lechería.

Al sector se le presenta un futuro poco claro. Foto: Archivo El País.

Al sector se le presenta un futuro poco claro. Foto: Archivo El País.

22deJuniode2015a las08:44

La decisión se sumó a la salida de Ecolat que en octubre y noviembre (plena primavera) dejó de captar leche, bajó el precio en el mercado, pese a tener contratos firmados con los remitentes, y luego en marzo anunció su retiro de Uruguay.

Ambos hechos conforman un nefasto antecedente inédito en la historia de la lechería uruguaya, cambiando las reglas de juego del mercado.

La conjunción de baja de precios internacionales para los lácteos, falta de financiamiento para paliar la crisis forrajera causada por el clima y una industria láctea, que al igual que los productores tiene problemas de costos altos y falta de mercados, puede redundar en el envío de gran número de vacas a frigorífico. El sector, ya no sólo dejaría de mantener el ritmo de crecimiento de la última década, donde se dieron años con un aumento productivo de 20%, con la misma cantidad de vacas en ordeñe (entre 400.000 y 450.000 cabezas) si no que entraría en una fase de achique.

Más allá de los tambos, en lo que es mano de obra especializada, con la salida del país de la empresa Ecolat y ahora de Schreiber Foods, más de 500 operarios quedaron sin trabajo en una masa laboral conformada por unas 4.500 personas.

Esta semana, el presidente de la Intergremial de Productores de Leche (IPL), Sergio Filgueira, aseguró a El País ver "un futuro negro", considerando que la salida del país de Schreiber Foods "es peor que la crisis de Ecolat, donde los productores tuvieron tiempo de colocar la leche en otras industrias".

Ayudados por las lluvias, en materia forrajera, hoy los tambos del norte están mejor que los del sur, porque están empezando a pastorear los verdeos rebrotados y a salir del problema que representa mantener las vacas en base a concentrados proteicos y raciones. Esto último eleva los costos de producción y pega fuerte en el bolsillo con precios de lácteos a la baja.

Como si fuera una rueda de carro, si el tambo deja de producir leche no entra dinero, por lo que preñar las vacas, secar (cortar la producción) las que están dando poca leche, prever la comida y luchar por mantener la empresa operativa, aún en momentos de crisis, es parte de la rutina del tambero.