Trigo: nuevas regulaciones sólo agregan más obstáculos
Las regulaciones que buscaban asegurar la disponibilidad de alimentos a precios bajos fueron causando distorsiones que se buscaron solucionar con nuevas regulaciones.
|Seguimos buscando remedios para el exceso de regulaciones, con más regulaciones.
Las regulaciones que buscaban asegurar la disponibilidad de alimentos a precios bajos fueron causando distorsiones que se buscaron solucionar con nuevas regulaciones. Éstas a su vez complicaron todavía más la situación, y cuando se trata de solucionar el problema en vez de eliminar su causa, se vuelve a aplicar la misma receta.
La madre de todos los problemas es el sistema de ROE verde. ROE significa Registro de Operaciones de Exportación. Cuando un operador quiere vender trigo argentino al exterior tiene que primero pedir permiso. Para decidir su autorización el Gobierno calcula la producción disponible, a la que resta las necesidades del consumo interno y las autorizaciones de exportación ya concedidas. Sólo habilita nuevos negocios si juzga que esa cuenta sigue dando positiva.
Sin competencia
El problema es que esta práctica restringe la competencia entre compradores. La Argentina históricamente produjo unos 14 millones de toneladas de trigo. De ellos, unos 7 millones se utilizan en el mercado interno, por lo que los 7 millones adicionales podían exportarse. Sin embargo, el mercado de exportación y el de consumo interno no son dos mercados separados. Ambos compradores compiten por el trigo disponible, subiendo el precio ofrecido. Como los exportadores no pueden pagar más que el precio internacional, cuando los molinos locales pagaban un pequeño sobreprecio sobre ese valor, la exportación se retiraba.
Mientras el sistema era competitivo este mecanismo de autorregulación evitó que faltara mercadería para la mesa de los argentinos, al tiempo que los productores nunca tuvieron problemas para colocar sus granos.