Más ciencia para producir de manera sustentable

La Argentina es un gran proveedor mundial de alimentos, pero esta realidad no se condice con el volumen de publicaciones sobre ciencias agrícolas.

"Argentina produce el 16% de la soja del mundo y sólo el 2,4% del conocimiento científico", aseguró Roberto Benech Arnold.

"Argentina produce el 16% de la soja del mundo y sólo el 2,4% del conocimiento científico", aseguró Roberto Benech Arnold.

29deSeptiembrede2015a las13:56

Durante las últimas décadas la agricultura creció de manera exponencial en nuestro país, pero ese aumento en la producción de granos no necesariamente se correspondió con un incremento en la producción científica. De hecho existe un fuerte desbalance entre estas variables: "La Argentina produce el 16% de la soja del mundo y sólo el 2,4% del conocimiento científico, mientras que EE.UU. produce el 40% de este cultivo a nivel mundial y sus investigaciones están equilibradas, puesto que también genera el 40% de la literatura científica mundial".

La advertencia fue realizada por Roberto Benech Arnold, profesor titular de la cátedra de Cultivos Industriales de la Facultad de Agronomía de la UBA (FAUBA) e investigador principal del CONICET, quién consideró: "Existe un desbalance en el peso que tiene la agricultura en las economías emergentes y el conocimiento científico generado en el área agrícola. Esto amenaza la sustentabilidad de los sistemas productivos.

Según el investigador, quién participó del Congreso de Malezas celebrado en la Ciudad de Buenos Aires, la expansión de la agricultura en la Argentina estuvo impulsada por condiciones agroecológicas sobresalientes que posee el país para producir cultivos de granos y por la rápida adopción, por parte del sector productivo, de tecnologías generadas en países centrales (como los cultivos transgénicos y los herbicidas asociados a esos materiales, entre otros).

"El problema es que si la adopción de tecnología producida en países centrales es más acelerada que la generación de conocimiento científico que considere el impacto a diferentes niveles que puede tener esa tecnología (lo que permitiría, entre otras cosas, hacer un uso sustentable de esas herramientas), terminan irrumpiendo problemas como los que aparecen ahora con las malezas. Si se hubiera generado más ciencia en relación al funcionamiento de estos nuevos sistemas de producción y, además, hubiera habido canales adecuados para la comunicación de resultados al medio productivo, nos podríamos haber anticipado a esos problemas y haber diseñado sistemas de manejo más sustentables", ejemplificó.