Advierten que será difícil resolver la herencia económica

El repunte del consumo insinuado en julio no duró más que un mes: en agosto volvió a estancarse.

La actividad no termina de repuntar y para este año se proyecta un casi nulo crecimiento.

La actividad no termina de repuntar y para este año se proyecta un casi nulo crecimiento.

05deOctubrede2015a las08:38

 conclusión es casi unánime entre los analistas privados: más allá de algunos datos positivos de coyuntura, conocidos en las últimas semanas, la herencia que deja la administración Kirchner es una economía de bajo crecimiento, alta inflación, sin generación de empleo privado, caída en la industria y en la inversión, alto déficit fiscal, sin dólares y con una cantidad de pobres que el Gobierno ni se atreve a contar. Para colmo, el repunte del consumo insinuado en julio no duró más que un mes: en agosto volvió a estancarse.

Según cinco economistas consultados por LA NACION, el Gobierno se conformará con las señales tibiamente positivas de corto plazo que eclipsan las fallas estructurales de la economía, y será el próximo Presidente quien deberá aplicar medidas de ajuste.

Curiosamente, una administración política que se ha jactado de producir presuntas transformaciones estructurales termina su mandato sin sobresaltos mayores gracias a la emisión de deuda en el mercado local, los préstamos de China y una vieja fórmula para que no se dispare aún más la inflación: el atraso cambiario, utilizado tanto por los ministros de Economía José Alfredo Martínez de Hoz como Domingo Cavallo.

No es sólo el atraso cambiario: la inflación, aunque desacelerada, no baja del 25% anual; la emisión monetaria viaja a la velocidad del aumento del gasto público (ronda el 40% interanual); en consecuencia, el déficit fiscal amenaza terminar el año en un nivel de 6/7% del PBI, según distintos cálculos. En este contexto, la economía terminará el año con una variación cercana a cero.

Por estas razones, el economista justicialista Eduardo Curia dijo que "éste es el Plan Verano, equivalente al Plan Primavera del alfonsinismo, que está en su tramo final y que no va más allá del final de 2015".

Ese plan permitió, según Curia, que hubiera "indicadores de mejora, porque se llegó a un piso en la caída del nivel de actividad a partir de un fondeo que ha elevado las reservas desde fines de 2014". De inmediato aclaró que "es un esquema sobre bases endebles, porque debajo tiene una macroeconomía desquiciada y, suponiendo que se llega al puerto, quedarán varios y profundos desalineamientos que deberá enfrentar el próximo presidente".