La clase política de Brasil pierde tiempo mientras el país se incendia
El Congreso brasileño iniciará un proceso que genera incertidumbre y que promete ser largo y complejo, además de que las probabilidades de que concluya son muy escasas.
|La clase política pierde el tiempo mientras Brasil arde.
Los residentes de San Pablo, la ciudad más grande de Brasil, el miércoles a la noche estaban pensando en cosas más importantes que en la noticia de que los políticos de la oposición habían iniciado el proceso de juicio político contra la presidenta Dilma Rousseff.
Palmeiras, el club de fútbol de San Pablo, ese día derrotó a Santos, el equipo de la ciudad portuaria del mismo nombre, consagrándose campeón de la Copa de Brasil. Sus hinchas salieron en sus autos a recorrer las calles tocando bocina o festejaron encendiendo petardos hasta a altas horas de la madrugada.
Pero hasta los que tenían las peores resacas notaron que algo había cambiado en el país más grande de latinoamérica cuando ayer a la mañana o a la tarde se despertaron y salieron de su cama.
Los políticos de Brasil, en vez de unirse para rescatar una economía que ya está en caída libre, optaron por hundir al país en más incertidumbre iniciando lo que promete ser un largo y posiblemente inconcluso proceso de impeachment. La clase política pierde el tiempo mientras Brasil arde.
Los méritos del proceso de juicio político son tema de acalorado debate en Brasil. Los partidos de la oposición encabezados por el PSDB (el Partido de la Social Democracia Brasileña) pro-mercado aseguran que Rousseff manipuló las cuentas públicas para producir niveles de déficit presupuestario más aceptables, violando una ley que exige al gobierno ser responsable desde el punto de vista fiscal.
Los defensores del partido izquierdista gobernante de Rousseff, el Partido de los Trabajadores (PT), por su parte afirman que no hay suficientes argumentos para iniciar un proceso de impeachment.