Importar: ¿un acto de traición a la patria?
El campo no es ajeno a esta nueva versión del eterno y nunca resuelto debate sobre el nivel de apertura que debe tener la economía.
|Importar: ¿un acto de traición a la patria?
En el país de los barquinazos, Sergio Massa anunció su proyecto para suspender importaciones por 120 días envuelto en la bandera de la defensa del trabajo local. Casi de inmediato sumó el apoyo del ex gobernador Daniel Scioi y las críticas del presidente Mauricio Macri. El campo no es ajeno a esta nueva versión del eterno y nunca resuelto debate sobre el nivel de apertura que debe tener la economía que por el momento sigue siendo una de las más cerradas del mundo. Según distintas mediciones internacionales, la Argentina está siempre en la cola de los rankings. Para la Cámara de Comercio Internacional ocupa el puesto 63 sobre 75 naciones.
Las cadenas agroalimentarias están diseñadas genéticamente para exportar grandes volúmenes de alimentos. ¿Pero cuál es la reacción que generan las importaciones? ¿Es una traición a la patria dejar que entren jamones, quesos europeos o carne uruguaya? Es evidente que el tratamiento que se les deben dar a las importaciones no tiene el mismo consenso que genera la exportación. Para vender en mercados externos estamos todos de acuerdo. Y para que entren productos importados que no sean los que uno produce, también. El límite es cuando la importación genera competencia con nuestra actividad en cuestión y se entromete con "nuestros consumidores". Desde los productores de cerdo hasta la industria de agroquímicos, son varios los que en los últimos meses han puesto el grito en el cielo ante la amenaza de sufrir la competencia extranjera. Los industriales alertaron al Gobierno por un posible aluvión de productos fitosanitarios terminados de China. En la Cámara de la Industria de Fertilizantes y Agroquímicos esperan por lo menos un 30% más de importaciones que en 2015.