La crisis de una economía regional en Catamarca
Hay menos materia prima disponible para dulces y conservas. La carga impositiva, las tarifas eléctricas y los problemas de infraestructura complican al sector.
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La producción de membrillo ocupa un lugar importante en Catamarca.
Los dulces regionales son sinónimo del norte argentino. Zapallo, mamón o cayote en almíbar, al igual que el membrillo, tienen en Catamarca un polo de producción distribuido entre fábricas familiares y pymes. El aumento de los costos y los problemas de infraestructura complican su sobrevivencia, a la vez que también cayó la disponibilidad de materia prima, por lo que la traen de otras provincias.
Las conservas de tomates y ajíes eran otro distintivo de esta zona. Carlos Hadad, dueño de la marca "Valle de Andalgalá", que se dedica a esta producción (1,2 millones de kilos de tomate anuales), además de dulces, explica a La Nación que por décadas no se ampliaron las fronteras cultivables. Se urbanizaron tierras productivas y hoy "hay que recurrir a otras provincias para traer materia prima".
"Somos provincias descuidadas -agrega-; se apostó mucho a la minería que no es la panacea y se fueron abandonando otras producciones. Traer tomates o frutas de otros lados sube los costos, al igual que lo hace apuntar a mercados fuera de Catamarca".
Su empresa distribuye en Buenos Aires. Un reparto implica hacer unos 3500 kilómetros, unos 1600 litros de gasoil. Son 25.000 pesos por viaje, el 12 por ciento de los productos que se entregan, calcula Hadad.