Maíz Bt: cuidar la tecnología para asegurar sustentabilidad

Gracias a la mejora genética y al perfeccionamiento de otras técnicas, hoy el cereal puede encontrarse en gran parte del territorio nacional.

Con 38 millones de toneladas, el cereal argentino bate récord.

Con 38 millones de toneladas, el cereal argentino bate récord.

11deJuliode2017a las15:47

Conocido como uno de los cultivos pioneros en el desarrollo agrícola argentino, el maíz logró consolidarse en los sistemas productivos nacionales. De hecho, según la Bolsa de Cereales de Rosario la campaña 2016/17 cerraría con un 26 % más de granos que el ciclo anterior y, frente a la próxima, algunos indicadores anticipan un escenario favorable para aplicar tecnología.

Gracias a la mejora genética y al perfeccionamiento de otras tecnologías, hoy el cereal puede encontrarse en gran parte del territorio nacional: desde las latitudes más cálidas hasta las templadas. Sin embargo, la presión de las plagas y la escasa adopción de prácticas de manejo recomendadas plantean un nuevo desafío: cómo asegurar la producción de alimentos a largo plazo.

Daniel Ducasse, especialista en protección vegetal del Instituto de Patología Vegetal del INTA, expresó que el aumento de la población y la dificultad de producir alimentos suficientes presenta a la ciencia el reto de obtener cultivos que se puedan adaptar rápidamente a los nuevos contextos. “Necesitamos plantas que cada vez sean más eficientes y resistentes, no sólo a los insectos, sino también a clima variable y cada vez más extremo”, advirtió.

En esta línea, el mejoramiento genético permitió la obtención de cultivos tolerantes a herbicidas (TH) y resistentes a insectos (Bt); el avance de la tecnología Bt en el cereal ayudó a que se disminuyan considerablemente las pérdidas provocadas por insectos, dio paso a la producción rentable de maíz tardío y de segunda y, además, redujo el impacto ambiental por el menor uso de insecticidas.

En el caso del maíz, la versión Bt incluye genes de la bacteria del suelo Bacillus thuringiensis, lo que le aporta a la semilla una toxina que ayuda a controlar algunos insectos plaga de las familias de los lepidópteros (mariposas, polillas) y de los coleópteros (cascarudos, vaquitas).