Cresta Roja, del salvataje con nuevos dueños a la etapa de eviscerado

Desde que los nuevos dueños y administradores se hicieron cargo de la fábrica la crisis no cesó.

En diciembre de 2015 cientos de trabajadores de Cresta Roja protestaron contra el quiebre. Casi dos años después, las protestas y la conflictividad gremial persisten.

En diciembre de 2015 cientos de trabajadores de Cresta Roja protestaron contra el quiebre. Casi dos años después, las protestas y la conflictividad gremial persisten.

06deNoviembrede2017a las17:18

Cresta Roja no levanta. La empresa avícola que supo ser una de las principales del sector hoy sigue envuelta en serios conflictos gremiales, desmanejos empresariales y un futuro económico incierto.

Tras una insuficiente intervención del saliente gobierno bonaerense de Daniel Scioli, se inició un proceso de quiebra "con continuidad" en el juzgado comercial N° 18, a cargo de Valeria Pérez Casado. Con el aval de las nuevas autoridades provinciales, la magistrada abrió un concurso para vender Cresta Roja al mejor postor. En octubre de 2016 la Justicia aceptó a la oferta de Proteinsa S.A. por u$s 121 millones y la ilusión de los trabajadores se renovó.

Los registros de Proteinsa S.A. en el Banco Central son alarmantes: en la última semana de octubre le rebotaron $ 3.838.515 por cheques sin fondos y en total llegó a acumular cheques devueltos por $ 396.831.685.

Proteinsa es un grupo compuesto por las empresas Ovoprot Internacional S.A., Tanacorsa S.A. y La Suerte Agro S.A. (Grupo Lacau), quienes ya habían intentado salvarla cuando la Justicia decretó la quiebra de Rasic Hnos. Para convencer a la jueza, el holding ostentó un misterioso respaldo financiero del banco brasileño BTG Pactua. En la compulsa, Proteinsa desbarrancó la oferta de u$s 110 millones de Avícola del Plata, otro grupo que quiso quedarse con Cresta Roja conformado por Granja Tres Arroyos, Adecoagro y Grupo Lartirigoyen.

Pero desde que los nuevos dueños y administradores se hicieron cargo de la fábrica la crisis no cesó. Según recuerdan los empleados, en un principio se negaron a reincorporar a todos los trabajadores desplazados por la quiebra, intentaron aplicar un fuerte ajuste en las cadenas de producción, buscaron desprenderse de activos y frenaron todos los proyectos de expansión. En julio último despidieron a 51 personas y a los pocos días tuvieron que dar marcha atrás.