Cómo queda parado Donald Trump tras las elecciones legislativas en EE.UU.

El oficialismo pudo conservar el Senado, pero los demócratas arrebataron a los republicanos el control de Diputados y podrán trabar la agenda presidencial.

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Si bien puede sufrir complicaciones en el segundo tramo de su mandato, el jefe de la Casa Blanca logró superar con cierto alivio un test fundamental.

Si bien puede sufrir complicaciones en el segundo tramo de su mandato, el jefe de la Casa Blanca logró superar con cierto alivio un test fundamental.

07deNoviembrede2018a las08:04

El presidente Donald Trump perdió este martes el control de la Cámara de Representantes, pero logró evitar la arrasadora “ola azul” (el color del partido demócrata) que muchos pronosticaban porque el triunfo de la oposición no fue demoledor en Diputados y porque los republicanos no solo conservaron el Senado, sino que tienen chances de aumentar allí el número de bancas.

Si bien puede sufrir complicaciones en el segundo tramo de su mandato, el jefe de la Casa Blanca logró superar con cierto alivio un test fundamental para su futuro electoral y para el controvertido modelo de país que propone.

Desde un comienzo, Trump dijo abiertamente que las elecciones de medio término –se eligieron 435 diputados, 35 senadores y 36 gobernadores—eran un referéndum sobre su gestión. Fue una jugada riesgosa porque la historia indica que el partido que gobierna casi siempre pierde las elecciones a los dos años y una o las dos cámaras del Congreso.

Pero él se colocó la campaña al hombro y salió a apoyar a los candidatos republicanos en estados clave. Incluso tuvo que soportar ciertos tragos amargos cuando tuvo que elogiar al texano Ted Cruz, a quien había insultado duramente en las primarias del 2016. Pero ese aval resultó fundamental porque el ultraconservador ganó muy ajustadamente al ascendente demócrata Beto O´Rourke y así aseguró el control del Senado.

En medio de un clima de extrema polarización, Trump apostó a ser más Trump que nunca y no le fue tan mal como los demócratas anhelaban. Apeló a su discurso de siempre, alentando a sus bases en el interior del país con un discurso antiinmigrante y antiglobalizador, que agrada a los trabajadores blancos, cristianos y habitantes de ciudades pequeñas de la América Profunda y es repudiado por los sectores más progresistas, diversos y multiculturales de las grandes ciudades ubicadas en las costas del país.