Destacan el rol de las plantaciones forestales para mitigar el calentamiento global

La FAUBA y el INTA concluyeron las primeras mediciones de gases de efecto invernadero en forestaciones de Entre Ríos.

Los resultados arrojaron valores hasta 23 veces más bajos respecto de otras actividades agrícolas.

Los resultados arrojaron valores hasta 23 veces más bajos respecto de otras actividades agrícolas.

11deAbrilde2019a las09:05

Un estudio realizado por la Facultad de Agronomía de la UBA (FAUBA) y el Instituto de Suelos del INTA Castelar midió por primera vez en la Argentina las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) provenientes de las plantaciones forestales y estudió el rol del suelo como reservorio de carbono orgánico. La experiencia permitió obtener información inédita desde el punto de vista ambiental para nuestro país.

La investigación reveló que las forestaciones emiten poco óxido nitroso (N2O) -un gas de potente efecto invernadero-, incluso en comparación con el sistema natural y con situaciones agrícolas. Además, los sistemas forestales tendrían un gran potencial para fijar el dióxido de carbono (CO2) de la atmósfera, lo cual ayudaría a reducir su concentración y potencialmente atenuar el aumento de la temperatura. La Argentina tiene potencial para aumentar su superficie forestal.

“Ambas líneas de nuestra investigación contemplan dos caras de la misma moneda: Por un lado, determinamos cuánto GEI emiten las forestaciones y cuál es su potencial para contribuir al efecto invernadero. Por el otro, analizamos el rol del suelo en ese tipo de producciones como fijador de carbono y la posibilidad de atenuar, de esta forma, el calentamiento”, explicó Helena Rimski-Korsakov, docente e investigadora de la cátedra de Fertilidad y Fertilizantes de la FAUBA.

En este sentido, advirtió que en la Argentina hay escasos registros de GEI en general, y que hasta ahora no existían determinaciones en plantaciones forestales: “Los resultados que obtuvimos constituyen las primeras evaluaciones de emisión de óxido nitroso en sistemas forestales con bosques cultivados en la Mesopotamia argentina. Estos resultados se pueden tomar como valores de referencia o comparativos para nuevos estudios”, afirmó.

Asimismo, destacó la importancia del secuestro de carbono orgánico en el suelo y su capacidad para disminuir el aumento del CO2 en la atmósfera. En la actualidad, ambos procesos son tan importantes que uno de los puntos clave para mitigar el cambio climático se basa en fomentar las forestaciones, dijo Rimski-Korsakov, y recordó que en los últimos años, la capacidad de estos sistemas para fijar carbono despertó gran interés a partir del compromiso de países desarrollados de otorgar Créditos de Carbono o Bonos Verdes como una manera de compensar sus emisiones de CO2, de acuerdo con las bases del Protocolo de Kyoto de 1997.

Buenos resultados

Las investigaciones que realizaron desde la FAUBA y el INTA se financiaron con fondos del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), a través de la Unidad para el Cambio Rural (UCAR) de la Secretaría de Agroindustria de la Nación. Las mediciones se llevaron a cabo entre 2016 y 2018 en plantaciones forestales de Eucalyptus grandis en el establecimiento agrícola-forestal “El Potrero de San Lorenzo”, ubicado en Gualeguaychú, provincia de Entre Ríos, con plantaciones de distintas edades, en diferentes tipos de suelos (arenosos y arcillosos) y en una situación de monte natural. Esta es la tercera provincia en orden de importancia en cuanto a superficie forestada (154.000 hectáreas), después de Misiones y Corrientes. El 70% de su superficie forestada corresponde a plantaciones de Eucalyptus.