Revelan los secretos de manejo de acuerdo al ambiente

Entender cómo funcionan las plantas bajo distintas condiciones ambientales es cada vez más importante para ajustar las decisiones de manejo.

18deOctubrede2019a las10:57

Por esta razón, y para hablar de ecofisiología, Lucas Borrás, profesor de la Universidad Nacional de Rosario se refirió durante una jornada de Nidera al manejo de soja. El investigador destacó la relevancia de una buena implantación: “Hay que tener en cuenta que la siembra es un momento crítico del cultivo, porque va a condicionar el futuro del lote para todo el ciclo. En la siembra de maíz, por ejemplo, se presta mucha más atención a la densidad y profundidad que en el caso de la soja, considerando que deberían tener la misma importancia”  

Otro de los puntos clave tiene que ver con la necesidad de cuantificar el efecto negativo de las distribuciones espaciales y temporales inadecuadas. No es tan frecuente perder rendimiento por tener mala distribución espacial, pero sí por tener una mala en lo temporal, que reduce rindes tanto en fechas tempranas como en tardías, e independientemente del grupo de madurez. “Por tener plantas que emergen mal temporalmente, se pierde entre 5 y 13% de rendimiento”, indicó.

Al analizar la determinación de rendimiento en la zona núcleo, Borrás mencionó que un total de 56 ensayos realizados en la región mostraron que en algunos sitios se lograron 1.500 kilos y en otros 7.000 kilos. Se midieron diferentes variables y concluyeron que son cuatro factores los que explican el 80% de esa variabilidad. Primero, la fecha de siembra: los que más rinden son los que se siembran primero, y a partir del 20 de octubre empieza a caer el rinde. En segundo lugar, las precipitaciones de enero a marzo -en el período reproductivo del cultivo-, ya que a mayores precipitaciones hay mejor rendimiento, pero depende del estado de la napa al momento de la siembra. El tercer factor es el tipo de suelo e interacción con la napa y, el último, el genotipo ya que los nuevos en soja rinden hasta 400 kilos más por hectárea comparado con los genotipos más antiguos.