Sementeras: un ejemplo práctico para determinar el valor desde la siembra

Se denomina sementera a la “tierra sembrada”. La sementera refleja los cargos del proceso agrícola desde la etapa de laboreo de la tierra hasta la cosecha, explica el CPN Osvaldo Purciariello, especialista impositivo de Arizmendi.

Para determinar el valor de las sementeras se deben activar todos los gastos que se incorporen desde la etapa de laboreo de la tierra hasta la cosecha.

Sementeras: al importe que resulte de actualizar cada una de las inversiones desde la fecha en que fueron efectuadas hasta la fecha de cierre del ejercicio o al probable valor de realización a esta última fecha.

Se entiende por inversión en sementeras todos los gastos relativos a semillas, mano de obra directa y gastos directos que conforman los trabajos culturales de los productos que a la fecha de cierre del ejercicio no se encuentren cosechados o recolectados. Estas inversiones se considerarán realizadas en la fecha de su efectiva utilización en la sementera.

Gastos directos y labores culturales

Por gastos directos o labores culturales se entiende a los gastos de semillas, herbicidas y fertilizantes, y a las tareas de labranza del suelo, siembra, control de malezas y fertilización; es decir, solo resultan imputables a las sementeras los gastos que ha efectuado el productor que se hayan afectado en forma directa a la explotación y se encuentren al cierre sin cosechar (por ende, los gastos de cosecha no son activables). Consecuentemente, tampoco se activan como sementera y se imputan directamente a resultados por su naturaleza general y por no poder aplicarse con precisión a la unidad de producción, los gastos de mano de obra que no tengan asignación específica, directa y exclusiva a la misma, los seguros, las reparaciones, los impuestos y tasas, y el arrendamiento, entre otros. 

Caso práctico

Erogaciones efectuadas en el ejercicio, netas del impuesto al valor agregado, de corresponder